Noticias de Santa Marta, el Magdalena, y el mundo!
Carta al asesino
Suena extraño, me siento en el computador con firmeza, segura de lo que escribo, de estas palabras que juntas forman un cúmulo de sensaciones que salen del alma, esa misma que lleva un año tratando de sanar por una pérdida irreparable, atroz, inexplicable, absurda. Y pienso que aun estoy en una pesadilla.
Señor asesino, me dirijo a usted en un día que nadie desea conmemorar; la muerte violenta de mi esposo Haled Saghair, ocurrida exactamente hace 365 días, después de que tomó la decisión de mandar asesinar a un padre, esposo, hermano e hijo.
Quisiera empezar por ahí, y es que usted no mandó a matar a una sola persona, sino que eliminaste a un hombre joven, que cumplía muchas facetas en esta vida. Me pregunto: ¿mandar a matar a alguien lo hace a usted valiente o es un acto de cobardía? Y no dudo en decir que es el acto más cobarde que usted pudo cometer, si tenía un problema personal con él, lo debió resolver de otra manera.
Sí. Su cobarde decisión, dejó a una mujer viuda a los 29 años, apenas cuando empezaba a disfrutar de una vida en pareja. Pero más allá; asesino. lo que logró fue dejar a 3 inocentes niños sin su papá, por quien preguntan día y noche y a quien, muchas veces, esperan en la puerta de la casa, porque, sueñan, con que algún día volverá del sueño eterno en donde está.
Hoy me acuerdo del momento cuando me llamaron a darme la noticia, salí al lugar de los hechos, y vi una escena que nadie quisiera ver; a mi esposo, tirado en el suelo, rodeado por un charco de sangre sin vida, perdiéndolo para siempre, por una irresponsable y cobarde decisión que usted tomó.
Es una imagen que jamás borraré de mi mente, y que no le deseo a absolutamente nadie en esta vida, porque esa dantesca escena, simplemente no es posible borrarla, hace parte de ese “YO” que no quisiera que existiera, pero no es posible, es la realidad.
Mis hijos esos niños a quienes usted le arrebató a su papá de una forma tan violenta, no lo conocen, no saben de usted, tampoco lo odian, porque cuando rezamos en las noche y me preguntan cuándo volverá papi, yo simplemente les digo que está al lado de Dios, en un lugar mejor lleno de amor, no se si esto lo digo para consolar mi corazón y tratar de darles tranquilidad a ellos para que se despierten sentimientos de odios por alguien a quien no conocen y que es un fiel ejemplo de lo que no debe de ser la sociedad . Sin embargo la realidad es otra, la soledad acecha y, claro, la rabia también por la falta de justicia.
Asesino, ya pasamos por tu culpa nuestro primer día del padre sin Hali, se quedaron los regalos listos para entregárselos a su papá, como seguro los tuyos si lo hicieron. Se acabó el año escolar y no recibieron una felicitación de su padre por ganar el año, tampoco recibieron un abrazo de navidad y año nuevo, los cumpleaños, las celebraciones familiares y una vida entera por delante que iremos quemando con momentos sin él. Yo hoy como madre entiendo que tanto los hijos valoran las manifestaciones de amor, cariño, un abrazo de los padres, gracias a dios y los suyos tienen todavía la oportunidad de recibirlos.
Quiero que sepa usted, la impotencia que siento cuando lo veo por la calle caminando con esa mirada arrogante que le caracteriza, como creyendo ser el dueño del mundo y de la vida de los demás, porque en la de mi esposo, la decidió usted. Siempre que lo veo, me lleno de fuerzas y lo miro a los ojos, Dios me protege de su maldad y rodea mi familia de lo que profesa, pero más allá de eso, cuando siento que pierdo las esperanzas porque la justicia no llega, es cuando más confío en que llegará y pongo mi corazón limpio, en la Fe de nuestro ser supremo, el que verdaderamente es dueño de nosotros, y sigo adelante, a pesar de verlo libre, como si nada pasara, con una gran carga de cinismo que guarda, dándoselas del buen padre, del buen esposo, cuando todos sabemos que es un simple y llano asesino. Y es simple, porque los que necesitan de otros como usted para sentirse enaltecidos y protegidos, en el fondo son un mar de inseguridades y vacíos, y es que mandar a matar a alguien como lo hizo no es una cosa menor, no.
Asesino, cuando he sentido sus seguimientos desde su carro, con sus acompañantes, en el fondo pienso qué es lo que busca hacer, porque, si algo tengo claro, es que en ese proceso permanente de intimidación que pareciera llevar hacia mí y mi familia, lo que hace es darme más fuerzas para seguir adelante, entienda que su desespero por desviar la atención de lo que hizo, no vale la pena, porque hay mucha evidencia, más de la que usted cree, que nos reitera que sí fue el autor. No defienda lo indefendible.
En este tiempo he sentido infinitas expresiones de amor de muchísima gente que ha sido generosa conmigo y con mi familia y no tendré cómo agradecer tantas muestras de cariño.
Sabe, asesino, en el fondo sé que no duerme bien, muestra una faceta de todo hombre, de pro hombre, pero carga el peso de una decisión que lo acompañará hasta los últimos días de su vida, no entiendo cómo hace para mirar a los suyos a los ojos y seguramente hablarles de lo humano y de lo divino, cuando ha habido tanta maldad en usted, cuando ha hecho sufrir a tanta gente, cuando decidió quitarle la vida a alguien, algo tan sagrado.
Yo seguiré aquí, fiel a mis convicciones, apegada a la FE, dándole lo mejor dentro de los defectos que pudiera tener a mis hijos. Seguramente nos seguiremos tropezando por las calles, hasta el día en que podamos ver una justicia en este país, esa que tanto anhelamos, pero en el camino no puedo desviar mis prioridades y mientras eso pasa, seguiré dándole lo mejor a mis hijos, dejándole el mejor legado posible de su papá mientras crecen, a pesar de su irracional decisión, porque en este país, que tanto ha sufrido, sencillamente no pueden seguir caminando campantemente asesinos como usted, eso simplemente no puede ser.
Agradezco de corazón a la prensa, porque gracias a ustedes hemos podido mantener vigente este caso, también a la Policía Metropolitana de Santa Marta por todo el acompañamiento a mí y a mi familia y a la Fiscalía, en quien sigo depositando mi confianza.
Finalmente a Hali en donde esté, sé que nos cuida, decirle que aquí sigo en esta lucha diaria, no sabía que sería tan duro, que 365 días sin ti es mucho, pero peor es aceptar que será para toda la vida, sigo aquí en esta batalla conmigo misma para aceptarlo, pero mientras, te reitero que estoy haciendo mi mejor intento, por nuestros hijos, esos que tanto amaste y seguro lo sigues haciendo.