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Según los documentos judiciales, el agente Derek Chauvin, que la semana pasada fue acusado de homicidio involuntario, será procesado además por homicidio sin premeditación, un cargo que se sumó a los existentes y que conlleva penas más severas.
El fiscal que investiga la muerte de George Floyd endureció los cargos contra el policía que lo asfixió y decidió procesar también a los otros tres agentes presentes durante el incidente, tras el cual se desató una ola de protestas que sigue remeciendo este miércoles a Estados Unidos.
A cinco meses de las elecciones, las imágenes del policía blanco Derek Chauvin presionando durante nueve minutos su rodilla contra el cuello de Floyd, un estadounidense negro, atizaron el debate sobre el racismo y la brutalidad policial.
La indignación por el hecho ocurrido el 25 de mayo en Minneapolis llevó a una movilización no vista en décadas en Estados Unidos, con multitudinarias concentraciones pacíficas en grandes ciudades como Washington, Nueva York, Houston y Los Ángeles.
Sin embargo, al margen de las protestas se registraron enfrentamientos con las fuerzas de seguridad y saqueos que llevaron a las autoridades a imponer toques de queda en varios centros urbanos. En los últimos días, fueron detenidas 9.000 personas en todo el país, según medios locales.
Según los documentos judiciales, el agente Derek Chauvin, que la semana pasada fue acusado de homicidio involuntario, será procesado además por homicidio sin premeditación, un cargo que se sumó a los existentes y que conlleva penas más severas.
Además el fiscal imputará a los otros tres policías que estaban en el lugar acusándolos de asistir a Chauvin, y se les imputarán cargos por ayudar e instigar un homicidio sin premeditación.
La familia de Floyd, que había pedido penas más duras y que se responsabilizara a todos los policías presentes en el momento de su muerte, celebró la decisión en un comunicado difundido por su abogado, Ben Crump: «Este es un paso importante hacia la justicia».
La polémica por la gestión de la crisis también creció en Estados Unidos después de que el jefe del Pentágono, Mark Esper, marcó distancia con el presidente estadounidense Donald Trump y dijo que está en desacuerdo con usar a los militares para frenar la multitudinaria ola de protestas.
«Siempre he creído y sigo creyendo que la Guardia Nacional es más adecuada para prestar apoyo interno a las autoridades civiles en estas situaciones», dijo en una rueda de prensa el secretario de Defensa, en referencia al contingente de reservistas.
Esper también se refirió a la polémica después de que el lunes Trump ordenara reprimir a una manifestación pacífica cerca de la Casa Blanca, para despejar la zona y posar con una biblia delante de un templo dañado al margen de una protesta el fin de semana.