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Un comedor solidario es instaurado todos los días en el barrio Nacho Vives, ya sea frente a una tienda o a una casa, ciento de niños y personas vulnerables se benefician de él.
A pesar de las adversidades que ha ocasionado la propagación del virus Covid-19, no todo ha sido negativo. En Santa Marta una comunidad ha sido testigo de un acto de bondad y de la unidad de todo un barrio. Esta historia tiene lugar en Nacho Vives, un sector que aunque muchas veces ha sido estigmatizado y marginado, hoy demuestra tener una comunidad solidaria.
De esto da fe Ana Álvarez, residente del barrio y quien contó la obra social que hoy lleva a cabo toda la comunidad, se trata de un comedor solidario para los más necesitados.
“Esta es una obra que se hizo en el barrio, unos compañeros salimos a pedir a las tiendas algunos alimentos y así íbamos consiguiendo un poquito de arroz, de aceite, la persona que tenía también iba aportando e hicimos sopas y arroces para los niños y toda persona que lo necesitará”, precisa Álvarez.
De acuerdo con la mujer la idea nació luego de que la comunidad empezará a desesperarse por tener hambre, en especial los niños, quienes muchas veces tenían que irse a dormir sin haber recibido ningún alimento en el día, por lo que en vista de la falta de ayuda salieron a las calles a pedir donaciones de alimentos para los niños.
“Muchas personas no los solicitaron, este barrio es pobre y nadie nos ayudaba, además de que ya la situación la teníamos en la espalda, hay veces que mis hijos y la de los vecinos solo recibían sino un solo alimento, y eso no es suficiente para ello, y por supuesto para uno como madre era desesperante, ellos lloraban de hambre, esa fue una de las razones por la que comenzamos el comedor solidario”, anotó Ana Álvarez.
UNA LINDA Y DIFÍCIL LABOR
Por otro lado, la mujer ratifico que si bien esta es una actividad que quisieran seguir haciendo por el tiempo en que sea necesario ha sido difícil continuar, puesto que aunque han solicitado ayudas nadie ha extendido su mano amiga hacia ellos.
“(…) Yo incluso lo publique en las redes sociales, mandamos cartas a fundaciones para niños y nunca recibimos respuesta, ha sido difícil conseguir los alimentos, porque aunque todos ponemos nuestro grano de arena, la realidad es que hay veces que no tenemos ni para darle de comer a nuestras propias familias”, explicó Álvarez.
De acuerdo con Ana, en sus solicitudes ignoradas solo pedía colaboración de comida para los niños, quienes son los más afectados en Nacho Vives, “si alguien nos quiere colaborar lo que necesitamos es que nos donen comida, no pedimos dinero, pedimos nos ayudan con un poquito de arroz, aceite y lo que salga de sus corazones”.
Para todos aquellos que quieran colaborar se pueden contactar al teléfono 3016508540.
SIN AYUDAS DEL GOBIERNO
Según Ana, esta propuesta del comedor solidario también surgió a raíz de la nula ayuda que han recibido por parte de la administración distrital.
“En este barrio la Alcaldía no ha llamado a nadie para ningún bono, ni ningún mercado, hace unos días vinieron ayudaron a unos venezolanos, pero más nada, tuve conocimiento de que existieron unas listas para inscribirse pero por acá no llegaron o al menos a mi casa no llegó”, indicó la residente de Nacho Vives.
Cabe resaltar que Ana es una mujer joven de 22 años y madre de cuatro hijos, quien junto a esposo ha tenido que sufrir, como muchos, las dificultades de un virus para el que el mundo no estaba preparado y por supuesto, Santa Marta no es la excepción.
Sin que comer muchas veces ha tenido que salir a pedir de casa en casa el arroz, el queso y la leche para alimentar a sus hijos, pues en vista de las medidas preventivas su esposo, quien es el único que llevaba el sustento a sus casas, ha tenido que dejar de trabajar.
Y a pesar de todas las adversidades hoy Ana hace parte de una iniciativa que no solo pone algo de alimento en el estómago de sus hijos, sino en el de toda la comunidad de Nacho Vives.