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Marilú, también conocida como la ‘Matahari’, fue condenada a 27 años y 4 meses de prisión, por el atentado con carro bomba perpetrado por las extintas Farc contra la Escuela Superior de Guerra, el 19 de octubre de 2006.
En su escrito dirigido a la Sección de Apelación de la JEP, el Ministerio Público señaló que Ramírez Baquero hizo parte de actos orientados a causar terror a la población civil mediante el empleo de métodos y medios de guerra ilícitos, lo que se constituye en crímenes de guerra y por lo tanto en conductas no amnistiables.
El Ministerio Público señaló que con el atentado no se respetó el principio de distinción, pues no se encontraron elementos que mostraran que el ataque con carrobomba fuese dirigido exclusivamente contra un objetivo militar legítimo, ya que se lesionaron tanto a civiles como a militares.
“El objetivo del ataque fue de carácter mixto”, indicó el órgano de control al explicar que se atentó contra la Escuela Superior de Guerra, que colindaba con la Universidad Militar Nueva Granada y otros bienes protegidos, lo que a su vez generó terror en la población civil.
Para la Procuraduría, el carrobomba utilizado se considera como un artefacto explosivo improvisado, que al detonar no diferenció entre civiles y militares causando lesiones a quienes se encontraban cerca, “circunstancia que, sumada al lugar y la hora de la explosión, da mérito para calificar tal conducta como un ilícito internacional”.
En su documento, la Procuraduría señaló que el Estado no fue el único sujeto pasivo del hecho, pues los daños a civiles y personas protegidas eran necesarios para la finalidad político-militar que perseguían en ese entonces el grupo guerrillero, y por lo tanto también fueron víctimas y sujetos pasivos de la conducta cometida.
Agregó el Ministerio Público que en el atentado se vulneró el principio de humanidad al vincular civiles al conflicto armado, “convirtiéndolo en un instrumento de finalidades político-militares, causando sufrimientos innecesarios y generando afectación sicológica y un estado permanente de miedo y zozobra”.
BOGOTÁ (Colprensa).