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MINGA INDÍGENA:
¿Protesta social o terrorismo?

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Desde hace más de 20 días la minga indígena del Cauca tiene bloqueada la vía Panamericana, afectando notablemente la movilidad e ingreso de la alimentos en esta zona del país.

“Por las vías de hecho no haré presencia”, ratificó el presidente de la República, Iván Duque Márquez, luego de que un grupo de congresistas se plantara a las afueras de la Casa de Nariño pidiendo hablar con él, para solicitarle que cumpliera con esta petición que desde hace varios días le viene haciendo la minga indígena del Cauca para llegar a un acuerdo y proceder a levantar el bloqueo de la vía Panamericana, que está a punto de cumplir 20 días.

El argumento del presidente para no sentarse directamente a negociar con la minga parte de que ya designó una comisión de alto nivel, encabezada por la ministra del Interior, Nancy Patricia Gutiérrez. También del hecho de que, según el mandatario, la sociedad no puede seguir apelando a afectar derechos comunes como el de la movilidad, para hacer valer los suyos y agregó que los bloqueos son, a todas luces, vías de hecho que afectan departamentos enteros y cientos de personas.

El analista político Iván Garzón señala que es lógico que Duque pida esta condición para poder ir a negociar con las comunidades indígenas, porque a su juicio el anterior gobierno acostumbró a los sectores sociales a que se podía ceder a las presiones a través de las vías de hecho, sentando un mal precedente.

Sin embargo, el diálogo parece estar estancado debido a que las comunidades están pidiendo cambio del equipo negociador y persisten en que sea el mismo presidente el que dialogue con ellos. Garzón, por su parte, sostiene que si el mismo Iván Duque hace presencia se quedaría sin margen de maniobra, porque él es la última instancia del Ejecutivo. De esta manera, considera lógico que imponga una comisión para que lo represente, porque de lo contrario se quedaría sin muchas opciones.

No obstante, la decisión del mandatario generó una ola de reacciones que amenazan con paralizar el país por tiempo indefinido. De hecho, la misma Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), convocó a que los pueblos de esta comunidad se sumaran a la minga del Cauca, en respuesta al presidente Duque. Esta protesta nacional se tenía planeada para mediados de abril, pero se adelantó y no se descarta que se sumen sectores sociales como las dignidades agropecuarias y los maestros.

De hecho, desde muchos sectores ya se está empezando a comparar las jornadas de protesta con las del 2013, cuando el entonces presidente Juan Manuel Santos, tras una semana de fuertes manifestaciones por parte del sector agrario, señaló que el ‘tal paro’ no existía, mientras sostenía que quienes manifestaban estaban en su legítimo derecho de hacerlo. En ese momento hubo varios muertos y heridos en el marco de la jornada y algunas de las principales ciudades del país estaban bloqueadas.

Por el momento en la minga indígena se conoce la muerte de Boris Benítez, miembro del Esmad de la Policía, quien fue asesinado en medio de enfrentamientos. Las autoridades también advirtieron de la infiltración de grupos armados que estarían buscando sacar provecho de la situación y deslegitimar la protesta.

El analista político John Mario González asegura que este tipo de acciones se están presentando porque el Gobierno está perdiendo gobernabilidad y margen de maniobra frente a las protestas a nivel nacional y local. Dice que es el reflejo de que el presidente cada vez genere menos confianza en la población y menos apoyo en el Congreso, porque no termina de empoderarse completamente como mandatario.

 “En la medida en que pierde gobernabilidad, pierde capacidad de imposición por vía de la autoridad. Es un Gobierno atrapado en sus propias contradicciones, porque en ocasiones esgrime el discurso de la autoridad y de la no utilización de las vías de hecho, que es algo muy parecido al uribismo, pero en ocasiones es un presidente que se muestra más de consenso”, agrega el experto.

González señala que actualmente el Gobierno no tiene una perspectiva clara a nivel territorial, que es evidente en el Plan Nacional de Desarrollo. De esta manera, según el analista, en los próximos días se puede ver un incremento de la protesta ciudadana, en especial sobre el tema de los cultivos ilícitos.

John Mario González manifiesta que el Gobierno está atrapado en sus propias contradicciones, porque habla de hacer grandes pactos, pero no tiene con quién pactar porque, por ejemplo, no tiene mayorías en el Congreso y al mismo tiempo se muestra arrogante. Advirtió que lo que está pasando puede desembocar en lo ocurrido con el paro agrario en la anterior administración.

Por su lado, Carlos Andrés Arias Orjuela asegura que el presidente Iván Duque se está equivocando, porque no tiene la favorabilidad en términos de la opinión pública para crear una negociación equitativa con la minga indígena.

“Él podría jugársela diciendo que en efecto no hay negociación con bloqueos, pero en este caso la legitimidad y favorabilidad, que está asociada a la imagen del presidente, no le permiten tener ese margen de maniobra frente a la opinión pública”, agrega Arias.

El experto asegura que el jefe de Estado siempre debe plantear las vías de diálogo con los sectores y no debe esperar a que se vuelvan vías de hecho para poder hacer una intermediación, porque ahí es donde se cometen los errores.

Advierte que en este caso la equivocación está en creer que dialogar directamente con las comunidades lo debilitan, porque las demandas de los indígenas son legítimas, independientemente de si hay o no infiltraciones por parte de terceros.

Añade Carlos Andrés Arias que con los temas internos al presidente no le ha ido bien y por eso no tiene margen de maniobra, pero tampoco duda en decir que le puede ocurrir lo mismo que en su momento le pasó a Santos, teniendo en cuenta los anuncios de la ONIC.

“El Gobierno de Duque no está dimensionando la bola de nieve que se puede estar armando por pararse en un punto que, aunque es válido, no tiene margen de maniobra para hacerlo en estos momentos a raíz de su gobernabilidad”, indica el analista.

Sin embargo, altos funcionarios como la misma vicepresidente de la República, Marta Lucía Ramírez, indicaron que el presidente no puede comprometerse a cumplir cosas que desbordan su capacidad, como lo hizo el gobierno anterior. También responsabilizó a la anterior administración de haberse comprometido con algunas de las cosas que hoy pide la minga indígena, argumentando que les toca cumplir compromisos que no firmaron.

Arias Orjuela sostiene que plantear que no se puede cumplir con las expectativas de los sectores sociales es, sin negociar, cerrar las puertas del diálogo.

“En administraciones anteriores se comprometen para después mirar cómo se cumplía. Es una irresponsabilidad política, porque es ponerle un problema fiscal al Gobierno que viene. Me parece que con lo que les ofrece a las comunidades indígenas en el Plan Nacional de Desarrollo es suficiente y se podría decir que no están desatendidos”, indica Iván Garzón.

No obstante, en su discurso de posesión el presidente Duque advirtió como sería su posición frente a la protesta social, cuando la calificó como un derecho y mecanismo de expresión que no puede estar por encima de los derechos de los demás ciudadanos, no sin antes decir que como mandatario de los colombianos entendía las frustraciones de la ciudadanía./Colprensa.

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