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En este año que comienza, nuevamente los colombianos son testigos de la falta de coherencia de los tomadores de decisiones en el tema de pensiones. La reforma pensional es crucial y solo quienes no conocen la situación de las pensiones en Colombia pueden pensar en aplazarla. El Ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla desde el inicio del gobierno Duque ha enfatizado en la importancia de realizar una reforma pensional. Después de aprobarse la Ley de Financiamiento, el ministro anticipó que la reforma se presentaría en 2019. De hecho, hace una semana, Carrasquilla aseguró en una entrevista en radio que radicaría el proyecto de Ley en la segunda legislatura del presente año.
No obstante, este martes la ministra de Trabajo, Alicia Arango, afirmó que este año no habrá reforma pensional y quedará para marzo 2020. La ministra afirma que se buscaría un consenso y que mantendrán las promesas del presidente Duque: no subir la edad y respetar los derechos adquiridos por los que ya vienen en el sistema pensional. Estas dos promesas muestran el desconocimiento de la ministra en el tema por dos razones. Primero, pensar que logrará un consenso sobre este asunto tan complejo y lleno de intereses consolidados no es más que una muestra de ingenuidad. El gobierno tendrá que asumir una posición que probablemente no va a dejar contentos a todos los actores en el tema. Es imposible reconciliar los grandes intereses de quienes han acumulado billones de pesos con las necesidades de los colombianos. Segundo, la reforma será un discurso confuso, si de entrada se decide no cambiar la edad.
No solo preocupa el aplazamiento de uno de los debates más trascendentales que debe enfrentar el gobierno y la sociedad colombiana; también el grado de ignorancia de la Ministra de Trabajo sobre el diagnóstico que existe actualmente que plantea la gravísima realidad de la población desprotegida en edad de retiro. A esto se suma, las pocas posibilidades de una vejez digna que reclama una altísima proporción de la población que actualmente trabaja.
La urgencia de una reforma pensional es innegable no solo para los expertos en el tema, sino para toda la población trabajadora, que con razón visualiza una vejez sin protección. Esto solo podría cambiar si de inmediato el gobierno toma medidas para mejorar las posibilidades de ingresos adecuados al final de la etapa productiva de millones de colombianos.
Es un tema crítico que no puede dilatarse hasta 2020 cuando los problemas se habrán agravado y pueden crearle al gobierno una situación de inestabilidad. No hace falta que el Fondo Monetario Internacional vuelva a advertir, como lo hizo durante su visita de 2018, que Colombia necesita “una reforma integral del sistema de pensiones para mejorar la cobertura y la progresividad”. Ministra por favor revise su posición.
*ExMinistra de Estado