HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Enemigo sentado en la Casa de Nariño

El país está perdiendo la guerra. Y la está perdiendo porque el gobierno de Gustavo Petro decidió “entregarse” a los grupos narcoterroristas. ¿O será que en realidad se alinearon con ellos?

Pero si hay un rostro que encarna esta rendición, es el de Otty Patiño, ex M-19 y hoy Alto Comisionado para la Paz. Un hombre que, más que representar al pueblo colombiano, parece ser el vocero de los narcoterroristas en la mesa de negociación.

Las declaraciones de Patiño en los últimos meses no han sido simples “deslices”, como algunos quieren hacer creer. Son confesiones de un gobierno entregado, de un funcionario que ve con más simpatía a los criminales que a sus víctimas.

El descaro llegó al extremo cuando, esta semana, tras la captura de Giovanni Andrés Rojas, alias ‘Araña’, líder de los Comandos de la Frontera, Patiño intervino para evitar su detención. Afirmó que la captura representaba un obstáculo para los esfuerzos de paz en curso, sugiriendo que las autoridades estaban “haciendo una trampa contra el proceso de paz”. Otra vez el cuento del entrampamiento. ¡Qué cinismo! Y fue más allá: justificó la permanencia en libertad de este criminal con una frase que resume la entrega total del gobierno: “La justicia no puede dar manotazo al proceso, así ‘Araña’ siga exportando coca”. No fue un lapsus. Fue la expresión de un gobierno que prefiere no incomodar a los violentos.

Durante la instalación de la mesa con la Segunda Marquetalia, Patiño calificó la muerte de alias ‘Hermes’, un comandante disidente, como “fatídica”. No hubo una sola palabra para las víctimas de la violencia de este grupo. ¿De qué lado está?

Cuando se rumoró que Iván Márquez podría haber muerto, Patiño declaró: “Ojalá no sea cierto”. ¿Ojalá no sea cierto? ¿En serio? Para el comisionado de paz, es más importante que Márquez siga vivo que la justicia para las víctimas de las disidencias.

Y cuando se le preguntó sobre el reclutamiento de niños por parte del ELN, respondió: “No sé si los recluta de manera forzada. Creo que en las filas del ELN hay menores y desde luego una de las cuestiones importantes que se debe hacer en la próxima ronda es mirar a ver la desvinculación de menores, que sea forzado o no ya es otro problema”.

Decir que no sabe si un grupo terrorista recluta niños de manera forzada no es un acto de ignorancia, sino de crueldad y cinismo. La Comisión de la Verdad ha documentado miles de casos de menores obligados a tomar las armas, pero Patiño optó por evadir el tema para no incomodar a sus socios de negociación.

Aquí no hay errores ni malentendidos. Hay un patrón. Un patrón de complicidad, de sumisión frente a los violentos. Mientras tanto, los grupos armados han aprovechado la “paz total” para fortalecerse, expandir su control territorial y someter a comunidades enteras. Hoy, Colombia tiene más desplazados, más confinados y más miedo. La fuerza pública ha sido atada de manos y las guerrillas han ganado terreno.

Otty Patiño no es el representante de los colombianos en la mesa de negociación. Es el representante de los criminales. Y este gobierno, con su política de concesiones sin límites, los ha convertido en dueños del país.

Pero esto no se trata solo de la mal llamada “paz total” de Petro. Miremos más allá: el gobierno ha convertido a criminales en “gestores de paz” para salvarlos de la cárcel, dándoles poder en lugar de justicia. Esto no es nuevo. En su discurso de posesión, el presidente habló de la defensa de los vándalos de Primera Línea. Y el hoy ministro del Interior encargado se montó en una volqueta a defender a los mismos que habían atentado contra un carro de la policía.

La premisa es clara: desde el primer día de este gobierno, a los bandidos se les consiente. No debería sorprendernos que ahora Patiño salga en defensa de alias Araña.

Estamos perdiendo la guerra porque el enemigo está sentado en la Casa de Nariño.

*ExDirectora del ICBF

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