Noticias de Santa Marta, el Magdalena, y el mundo!
Acaba de conocerse el Índice de Percepción de la Corrupción en 2024 de Trasparencia Internacional, y Colombia volvió a perder el año. Porque empeoró cinco puestos sobre el 2023, quedó de país número 92 entre 180 y con un puntaje de 39, cuando esa organización considera como malos los puntajes inferiores a 50.
Y con lo mucho que nos ha tocado padecer de corrupción en el gobierno Gustavo Petro, es seguro que ningún colombiano, ni siquiera los jefes petristas más dogmáticos, podrá declararse sorprendido.
Menos aun cuando acaba de saberse que Xavier Vendrell, un sospechoso negociante español a quien Petro, en prenda de su estrecha amistad, le dio la nacionalidad colombiana exprés y sin merecerla, le recibió a Papá Pitufo, uno de los mayores contrabandistas de Colombia, hoy preso en Portugal, una donación de 500 millones de pesos para la campaña presidencial petrista.
Para peor, solo de la confusión mental de Petro puede salir irse de viaje del 9 al 16 de febrero por países del Golfo Pérsico, a los que si no iba, no pasaba nada negativo para Colombia, lo que sí ocurrió al dejar tirado a su gobierno en la que puede ser la mayor crisis de renuncias de ministros y altos funcionarios que se haya dado en el país y sin que se sepa con quiénes los reemplazará.
De una gran irresponsabilidad además la decisión de Petro de seguir de turismo, que no deja de serlo porque se parapete tras la falacia de presentarse en Dubái como alguien que entiende mucho de inteligencia artificial, sabiduría tan falsa como la que aduce tener sobre el cambio climático y la transición energética, charlatanería que entre los ilustrados lo tiene haciendo un ridículo mundial. Porque en ese caso también su cháchara se caracteriza por ser una palada de verdad agregada a una volquetada de mentiras.
Viaje al otro lado del mundo, costosísimo desde Colombia, que convirtió en un engaño cruel la demagogia de Petro de hace unos días de anunciar que su gobierno adelantaría una política contra el derroche, política que aun si fuere cierta, ha debido empezar el 7 de agosto de 2022 y no 29 meses después. Porque la escasa cantidad de riqueza que crea Colombia, menos de siete mil dólares por habitante, determina que no alcancen los recursos públicos para las incontables necesidades nacionales, aun si no se robaran unos 50 billones de pesos anuales, cifra de la Contraloría en 2021 que ahora tiene que ser mayor.
A los colombianos nos repugna que el presidente Petro lleve medio centenar de muy costosos viajes al exterior, casi todos innecesarios, que solo pueden entenderse porque con ellos engaña en Colombia –único país cuyos medios amplifican esos sainetes– y le permite cumplirles a algunos petristas la promesa de campaña de ponerlos “a vivir sabroso”.
Notorios derroches mientras abundan las cifras colombianas entre bastante mediocres y malas, otro fracaso de Gustavo Petro. El PIB creció apenas el 1,8% en 2024 y se espera que crezca solo el 2,6 en 2025, con un déficit fiscal de 4,2 y 6,8% del PIB en 2023 y 2024. Y la deuda neta del gobierno nacional central llegó al 60% del PIB en 2024, cifras que empujan a más colombianos al desempleo y la pobreza.
*Exsenador