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Novena de Aguinaldos

Los niños orientados por sus padres honran al Niño Jesús con la Novena de Aguinaldos. /FOTOS MONTINER ALVIS ARRIETA

Oración para comenzar:  Benignísimo Dios de infinita caridad que nos haz amado tanto y que nos diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que, encarnado y hecho nuestro hermano en las entrañas de la Virgen, naciese en un pesebre para nuestra salud y remedio; te damos gracias por tan inmenso beneficio. En retorno te ofrecemos, Señor, el esfuerzo sincero para hacer de este mundo tuyo y nuestro, un mundo más justo, más fiel al gran mandamiento de amarnos como hermanos. Concédenos, Señor, tu ayuda para poderlo realizar. Te pedimos que esta Navidad, fiesta de paz y alegría, sea para nuestra comunidad un estímulo a fin de que, viviendo como hermanos, busquemos más y más los caminos de la verdad, la justicia, el amor y la paz. Amén. Padre Nuestro…

ORACIÓN A LA VIRGEN:

Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplico que tu misma prepares y dispongas mi

alma, y la de todos los que en este tiempo hagan esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícame algo del profundo recogimiento y divina ternura con la que guardaste tu, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza el Avemaría).

ORACIÓN A SAN JOSÉ

¡Oh Santísimo San José! Esposo de María y padre adoptivo de Jesús. Infinitas gracias doy a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te ruego, por el amor que tuviste al Divino Niño, me abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina esencia le veo y le gozo en el cielo. Amén. (Se reza el Padrenuestro, el Avemaría y el Gloria).

CONSIDERACIÓN DEL TERCER DÍA

Mientras la Virgen María y San José viajaban hacia Belén, a veces conversaban entre sí y a veces caminaban en silencio.

Cuando estaban callados, hablaban por dentro con el Niño Dios y le agradecían todas las cosas buenas que nos iba a traer a los hombres.  Todos debemos procurar hablar con Dios, muchas veces a lo largo del día: cuando trabajamos o hacemos nuestros deberes, al caminar por la calle, cuando jugamos o cuando descansamos.

ORACIÓN AL NIÑO JESÚS

Acordaos, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijisteis a la venerable Margarita del santísimo Sacramento, y en persona suya a todos vuestros devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: «Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado». Llenos de confianza en vos, ¡oh Jesús!, que sois la misma verdad, venimos a exponeros toda nuestra miseria.

Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos infinitos de vuestra infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a vos, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza, y de que en virtud de vuestra divina promesa, acogeréis y despacharéis favorablemente nuestra súplica. Amén.

GOZOS

Dulce Jesús mío, mi niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven no tardes tanto.

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