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Origen del impuesto
El 16 de noviembre de 1998, mediante el Decreto 2331 de 1998, el Gobierno implementó el 2×1000 para hacerle frente a la crisis bancaria por la que estaba pasando el país.
Aunque inicialmente la medida tenía una vigencia temporal de un año, en 1999, bajo la emergencia económica de un terremoto en la zona cafetera del país, el impuesto se prolongó por un año más, modificando el destino de los recaudos.
En el 2000, este impuesto o gravamen fue convertido en permanente y pasados unos meses su tarifa inicial de 2X1000, se incrementó al 3×1000, para luego elevarse al 4×1000.
¿En qué momento el 4×1000 se tomó como un impuesto de los bancos y no del Estado?
De acuerdo con los analistas, cuando el 4×1000 se comenzó a aplicar se hizo de una manera muy general, sin excepciones. Por tal motivo, las grandes empresas que transaban mucho dinero a diario se dieron cuenta de que podían perder una gran parte de sus ganancias con la medida. Esta fue una de las razones por la que pidieron al Gobierno algunas excepciones.
A pesar de que estas se empezaron a implementar en su momento, el dinero empezó a dejar de circular con normalidad, ya que algunas personas comenzaron a sacar el dinero de las cuentas para evitar que se les aplicaran el tributo.
En ese momento que se creó el mito de que son los bancos quienes se adueñan del dinero, y para hacerle frente a esta situación, el Gobierno empezó a realizar cada vez más excepciones a varios grupos poblacionales para que dejaran de retirar el dinero de sus cuentas.
De manera progresiva, el Gobierno siguió cediendo a las excepciones del 4×1000 de diferentes grupos poblacionales, en el que se incluyeron algunos productos financieros para que también fueran exonerados del impuesto.
POR QUÉ NO SE ACABA EL 4X1000
Según el economista Alejandro Reyes, el impuesto del 4X1000 es un mecanismo que permite captar de una manera fácil y transparente los recursos de la sociedad, ya que “los bancos, como administradores del dinero que confían las personas, llevan registros de cada peso que las personas mueven y eso le da confianza al Gobierno de no recibir dinero corrupto”, afirmó.
Durante los últimos diez años se propuso en más de una oportunidad un desmonte gradual del 4X1000 hasta que llegara a cero, pero esto finalmente no ha pasado. Por ejemplo, en 2010 se propuso un desmonte gradual para que en 2018 no se cobrara más. Sin embargo, la crisis del agro en 2014 llevó a que la decisión se reconsiderara.
En 2016, cuando se estaba elaborando la reforma tributaria para 2018, había propuestas para desmontarlo poco a poco, pero hoy en 2024, el impuesto sigue vigente.