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Es el poeta de La Jagua del Pilar…

Y me refiero a Rafael Enrique Manjarrez Mendoza. Pero no quiero hablar del abogado, ni del notario, ni del dirigente gremial, ni siquiera referirme a mi paisano como persona, que son los roles en los que transita su vida de manera exitosa y con muchas cualidades. Me quiero referir, es a la esencia de “El poeta de La Jagua del Pilar”.

El folclor vallenato ha dado al mundo una rica tradición musical, llena de historias y emociones que resuenan en quienes las escuchamos. En este vasto universo contemporáneo brilla Rafael Manjarrez, el poeta de La Jagua del Pilar, dejando una huella imborrable en el género, porque a través de sus versos ha elevado la música vallenata a nuevas alturas, aportando una profundidad lírica que enriquece cada nota y cada acorde.

Yo lo empecé a conocer desde cuando Ismael Rudas y Adanies Díaz le grabaron “Morena”; pero después comprobé que desde antes ya demostraba una capacidad única para traducir los sentimientos en poesía. Sus canciones no son simples relatos de amor o desamor; son retratos detallados de las emociones más íntimas, reflejadas con una precisión y belleza que solo un verdadero poeta puede lograr.

Su talento para jugar con las palabras y construir imágenes ha permitido que sus obras se conviertan en clásicos, tanto por su contenido musical como por su valor literario. La prueba está en “Ausencia Sentimental”, adoptada como himno oficial del Festival de la Leyenda Vallenata, el máximo evento del folclor. Talento innato.

La poética de Manjarrez se distingue por su capacidad para capturar la esencia de la vida cotidiana y convertirla en arte. En cada uno de sus versos se puede sentir el latido del corazón del pueblo: sus alegrías y sus penas, sus esperanzas y sus desilusiones. Y esta conexión con la realidad ha permitido que sus versos resuenen en los corazones de varias generaciones, trascendiendo las fronteras del tiempo y el espacio.

El impacto de Rafael Manjarrez en el vallenato no se limita a sus letras; su influencia también se extiende a la manera en que ha inspirado a otros. Su dedicación a la perfección y respeto por la tradición vallenata han establecido un estándar de excelencia que muchos también buscan alcanzar. Al mismo tiempo, ha sabido innovar y evolucionar, manteniendo viva la llama del vallenato y asegurando su legado.

El cancionero, el poemario de Rafael Manjarrez han cruzado fronteras y han llevado la esencia de esta rica tradición cultural a audiencias de todo el mundo, convirtiéndolo en un vehículo de expresión universal, capaz de comunicar las emociones más puras y conectar a las personas en un nivel esencialmente humano. No se limita a exaltar lo local, porque su magia radica en la habilidad para hacer universales las experiencias humanas, plasmando genuinos sentimientos con una delicadeza lírica que pocos han logrado igualar. La prueba está en “Señora”.

Hoy en día, el reconocimiento mundial del folclor vallenato, en gran medida, se debe a esa labor de poetas que, como Rafael Manjarrez, han contribuido a que el vallenato sea más que un género musical, elevándo la poesía en su máxima expresión, transformando cada palabra en un puente hacia el corazón de las personas, porque explora las despedidas y el dolor de los finales con una sensibilidad que conecta con quienes hemos experimentado pérdidas irreparables.

El poeta de La Jagua del Pilar ha demostrado que el poder de la poesía puede transformar la música y elevarla a nuevas alturas. Su legado como compositor es un testimonio de la riqueza cultural del vallenato y de su capacidad para tocar el alma de quienes lo escuchamos. Mientras existan corazones latiendo al ritmo de sus versos, continuará iluminado el camino del folclor vallenato, reafirmando su grandeza y su relevancia en el mundo contemporáneo.

Este año 2024, Rafael Manjarrez termina con «La Trinca» que interpretan Elder Dayán y Lucas Dangond. Es una muestra más de su inagotable creatividad y compromiso continuo con la excelencia artística. «La Trinca» no solo destaca por su calidad musical, sino también por la profundidad de sus letras, reafirmándolo como uno de los poetas más grandes del vallenato.

Y como dijo el filósofo de La Junta: «Se las dejo ahí…” @LColmenaresR

*Contador Público

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