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Necesitamos como ciudad obras y acciones relevantes que nos posicionen en realidad y verdad como una ciudad histórica, un Distrito sin esperpentos en su centro histórico que lo alejen de tal concepto. Que se piense de una manera distinta, donde propios y foráneos nos sintamos cómodos, con obras que animen, que ayuden a una movilidad adecuada, que no se constriñan sus vías como ha acontecido, entre otras, con la Avenida Primera o Rodrigo de Bastidas, de la que las administraciones pasadas hicieron una calle común, corriente, propia de un villorrio cualquiera en cualquier parte del mundo; y así como lo hecho con esta vía, nos hemos permitido el “lujo”, horror de horrores, de suspender espectáculos como las retretas semanales en el parque de los novios, arrasar y dejar que arrasen con mucho de nuestra identidad histórica, como han sido el arco del triunfo, el edificio del correo, su contigua edificación de archivo y demás otras obras de connotación patrimonial que marcan negación, estulticia, y que sería prolijo enumerarlas.
Tenemos que entender a la altura de las más importantes urbes de este contenido, qué son los centros históricos o cascos antiguos, sitios de respeto y admiración al ser la parte más antigua de una ciudad, donde se encuentran las primeras construcciones, los bienes que relatan su historia y cultura, núcleo original de la ciudad donde se ubican los principales comercios, mercados, oficinas públicas y las casas de las familias fundadoras, lugar de gran atracción socioeconómica, política y cultural en el que se concentran los bienes que están vinculados con la historia de la ciudad y su cultura, a los que la UNESCO reconoce como asentamientos humanos vivos que representan la evolución de un pueblo y la comunidad internacional reconoce como Patrimonio de la Humanidad.
Espacios públicos los centros históricos que representan la memoria urbana y la imagen de la ciudad, entorno único donde conviven infraestructuras del pasado y del presente, espacio para el desarrollo territorial, ya que pueden generar fuentes de empleo, impactar positivamente turismo, cultura y ofrecer beneficios sociales, espacio para la cohesión social, ya que se pueden reconocer las diversas necesidades de los residentes del centro y manifestación de la cultura de cada ciudad, en la que se pueden fomentar actividades e industrias relacionadas con la creatividad.
Como espacios para el desarrollo territorial, requieren de propuestas desde un enfoque integral, ya que radica su importancia en la capacidad que tienen de generar fuentes de empleo y trabajo, impactar positivamente turismo, cultura y múltiples beneficios sociales, que hacen que el desarrollo territorial se aprecie como una alternativa para alcanzar un desarrollo integralidad de estos espacios, que cuando se cuenta con la participación social y visión de conjunto, su acercamiento integrador ofrece múltiples oportunidades para lograr exitosas contribuciones junto con las vocaciones y la identidad, por lo que existen múltiples alternativas para mejorar sus condiciones y una gran cantidad de información referente a metodologías y casos de éxito que bien y mejor podíamos utilizar.
Representan una oportunidad para trascender y ofrecer nuevos enfoques para su aprovechamiento, destacando acciones integrales desde la óptica del desarrollo territorial, tales como mejora de barrios, turismo urbano, ecomuseos, alimentación consciente respetuosa del medio ambiente y basada en el consumo de productos locales y agroecológicos en contexto de estilo de consumo sostenible y de calidad, animación a través de la cultura, enfoque de clústeres y estrategias anti rumores (proceso de cambio social a largo plazo que busca contrarrestar los efectos de los rumores, estereotipos, prejuicios y noticias falsas sobre la diversidad cultural, la inmigración y el refugio), que apuntan como conclusiones principales para generar propuestas integrales de intervención en ruta a lograr exitosas contribuciones al desarrollo de los centros históricos, donde no deben olvidarse las vocaciones y la identidad que se puede rescatar, construir desde cero o cambiar.
La evolución, y ello es concluyente por lo universalmente aceptado, de lo que hoy conocemos como importancia y puesta en valor de los centros históricos, suman ellos un mosaico diverso de ideas y conceptos que han permitido su rescate, renovación y adaptación, mediante diversas teorías y metodologías, razón por la que desarrollo territorial y acercamiento integrador ofrecen múltiples oportunidades para lograr exitosas contribuciones al desarrollo de dichos centros, por lo que debe tenerse en cuenta que definidas vocaciones e identidad son buena oportunidad para ofrecer diversidad y diferenciación como productos tanto turísticos como de gran significado para la población.
De ahí que aprovecharse deban las múltiples alternativas existentes para mejorar las condiciones de nuestro centro histórico e ir hacia una válida cantidad de información referente a metodologías y casos de éxito que se pueden adaptar siempre y cuando contemplen y respeten a la población local integrándose y al mismo tiempo ganando su atención, al tiempo de lograr que se involucre de manera comprometida y responsable en los proyectos, sin que se pase por alto una estrategia antirumores al emprenderse proyectos de esta naturaleza, ya que lo cual tiene grandes consecuencias en la gobernabilidad y aceptación por parte de la población. Es ser positivos y comprender con ambición valedera y sin minusvalías, que podemos tener, de proponérselo, un centro histórico digno de ser mundialmente admirado, en lo que ayudar debe con urgencia manifiesta, como lo sugiere la distinguida doctora Diana Giraldo, someternos a un serio proceso de rehabilitación; y, en manera importante y por demás urgente, actualizar el Plan Especial de Manejo y Protección – PEMP, que deberá ser sin duda alguna protagonista de excepción de esa recuperación que tanto se requiere como mucho y más se necesita. rubenceballos56@gmail.com tw: @CeballosRuben56–Ing: @rubenceballos2021 *Jurista.