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Milicias iraquíes respaldadas por Irán cruzaron durante la noche al este de Siria para apuntalar a las fuerzas leales al régimen de Bashar al-Assad .
Un oficial del ejército confirmó a Reuters que estos combatientes, pertenecientes a los grupos Kataib Hezbollah y Fatemiyoun , llegaron a Bukamal, una ciudad estratégica cerca de la frontera con Irak. Según informes, su objetivo es reforzar las debilitadas líneas del frente en el norte , donde el régimen lucha por contener a los militantes de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y otras fuerzas rebeldes apoyadas por Turquía.
El fin de semana, las fuerzas de Assad sufrieron un revés significativo cuando los insurgentes encabezados por HTS tomaron el control de Alepo , la segunda ciudad más importante del país. Según informes de campo, las defensas del ejército sirio colapsaron rápidamente, lo que permitió a los rebeldes y grupos islamistas avanzar y capturar nuevas áreas estratégicas en el norte.
Esta derrota no solo debilitó aún más el control del régimen sobre el territorio sirio , sino que también expuso la fragilidad de un gobierno que, desde el inicio de la guerra en 2011, ha dependido de aliados como Rusia e Irán para mantenerse en el poder. Durante su prolongada ofensiva para recuperar Alepo en 2016, Assad recurrió al uso de armas químicas y tácticas de asedio, estrategias que provocaron condenas internacionales.
El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, viajó a Damasco para reunirse con Assad tras la pérdida de Alepo, calificando la reunión como un “debate útil, franco y amistoso”. Araghchi elogió el “coraje” del presidente sirio, mientras que Teherán se comprometió a mantener su apoyo militar y político al régimen .
Por su parte, el primer ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, discutió la situación con el rey Abdullah II de Jordania, enfatizando que la estabilidad en Siria es clave para la seguridad de Irak y de toda la región . Mientras tanto, el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, instó a Damasco a reconciliarse con su oposición legítima y evitar un aumento en el número de desplazados.
“No queremos una escalada de la guerra civil en Siria”, declaró Fidan, mientras Ankara intenta equilibrar su apoyo a los grupos rebeldes en el norte con sus esfuerzos por normalizar las relaciones con Assad.
Impacto humanitario y ataques aéreos
En el norte de Siria, los Cascos Blancos , una organización de defensa civil, reportaron nuevos ataques aéreos por parte de Siria y Rusia en las provincias de Idlib y Alepo, que ahora están en manos de los insurgentes. Los ataques mataron a cinco civiles y dejaron al menos 30 heridos, agravando una crisis humanitaria que ha desplazado millas.
Oubadah Alwan, portavoz de los Cascos Blancos, señaló que están trabajando en la remoción de municiones sin detonar en las zonas afectadas, pero advirtió que el regreso de civiles a sus hogares debe hacerse con extrema cautela. “Apoyar el retorno seguro de los desplazados es una de nuestras principales prioridades”, dijo.
En Alepo, los nuevos gobernantes han pedido a los residentes que permanezcan en sus casas para garantizar su seguridad. Fuad, un profesor universitario que utiliza un seudónimo por temor a represalias, describió cómo las autoridades insurgentes han permitido salidas limitadas para obtener alimentos y suministros básicos, asegurando a los habitantes que “estarán a salvo” en esta nueva etapa.
/LaFM