HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Cadáveres en sacos de fique podrían ser los tres sucreños

Las tres familias fueron contactadas por la Fiscalía General de la Nación y en las próximas horas les harán pruebas de ADN para confirmar si se trata de los tres desaparecidos.

Hace algo más de dos semanas desaparecieron misteriosamente los comerciantes de ganado Carmelo Badel, Julio Ordoñez y Jaime Monroy, todos oriundos del municipio de Corozal. Nada se sabe de ellos desde el pasado 29 de abril del presente año cuando desaparecieron al llegar a la capital del Magdalena a “cerrar un negocio de cálculo de ganado”.

Una vez sus familiares le perdieron el rastro denunciaron la desaparición ante la Fiscalía e informaron que la última ubicación que entregó uno de ellos a través de WhatsApp registraba el sector turístico de Buritaca, área rural de Santa Marta.

Durante la tarde del domingo pasado, habitantes de un jarillón del río Tapia en cercanías a la vereda de Pelechua, área rural de Riohacha, encontraron tres sacos con restos humanos, los cuales fueron inspeccionados por una comisión especial que envió la regional 8 de la Policía Nacional.

Debido al alto grado de descomposición y evidentes heridas de tortura, los restos fueron trasladados hasta la morgue de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Barranquilla. Allí, durante los procedimientos  de necropsia, los funcionarios no descartaron que las víctimas sean los tres sucreños.

Por lo anterior, a través de la Fiscalía General de la Nación se habrían contactado con las tres familiares para adelantar las pruebas de ADN y así poder establecer si se trata de los tres hombres que están desaparecidos.

La tarde de este domingo 21 de mayo autoridades encontraron cuatro costales con restos humanos en estado de descomposición sobre el Jarillón del río Tapias, en jurisdicción del corregimiento de Pelechúa, zona rural del Distrito de Riohacha. Por las altas temperaturas, y posibles signos de tortura, fue imposible su identificación. Ante la desaparición de los tres comerciantes, la Fiscalía y Medicina Legal contactaron a tres familias en el departamento de Sucre, ya que tienen fuertes sospechas de que se traten de los tres hombres a quienes buscan.

“Nos llamaron en la mañana del martes (23 de mayo) para pedirnos que nos acercáramos a una sede de Medicina Legal para dejar una muestra de ADN”,  confirmó un familiar de uno de los desaparecidos.

¿QUIÉNES SON LOS DESAPARECIDOS?

Uno de ellos es Jaime Monroy, ganadero que estaría negociando un particular producto apetecido en el mercado asiático; las otras dos personas son Carmelo Badel, quien conducía el vehículo en el que se transportaba y Julio Ordoñez, el enlace del negocio.

Los desaparecidos, como se ha indicado anteriormente, salieron desde el municipio de Corozal, Sucre, en un vehículo marca Renault Kwid color marfil de placas HSL 960, con destino hacia Barranquilla, lugar donde inicialmente se haría el negocio.

El trato comercial que se concretaría en esa capital, según lo que han informado  allegados a los desaparecidos desde el pasado 29 de abril, es que estaba relacionado con cálculos biliares bovinos.

Este material mineral es apetecido en mercados de Asia. El kilogramo de este producto podría costar 90 millones de pesos. Se sabe que es utilizado para la fabricación de medicamentos relacionados con tratamientos hepáticos e incluso para elementos tecnológicos, le contó uno de los parientes a El Tiempo.

En el mercado internacional a estos cálculos se les conoce como el oro bovino y puede ser encontrado, según expertos, en uno o dos de 100 reses sacrificadas.

EL RECORRIDO QUE HICIERON

Como se ha indicado desde el momento de la desaparición, Badel, quien conducía el vehículo, transportaba a Monroy para la capital del Atlántico, en donde inicialmente se daría el negocio anteriormente indicado, pero en el trayecto desviaron hacia Santa Marta.

“A mi hermano le dijeron que si quería ganarse un dinero movilizando a un señor que iba a sellar un negocio. Él dijo que sí y se fue, pero cuando iban llegando al Atlántico, Julio Ordóñez los llamó para decirles que se reunirían en Santa Marta y ellos se fueron para allá”, dijo un hermano de Badel.

Una vez en el perímetro urbano de Santa Marta, Ordóñez les dijo que debían movilizarse hacia la vereda Buritaca, sin embargo estando en el sitio este mismo hombre decidió enviarle una foto a su esposa y la ubicación porque las personas con las que estaban reunidas no les generaban confianza.

Con las pruebas de ADN se espera que se establezca la identidad de los cadáveres para ver si son compatibles con la de los desaparecidos o si hay que seguir con la búsqueda.

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