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El padre José Alfredo Ordóñez celebra en estos días con júbilo su 29 aniversario en el sacerdocio, y lo hace con mucho recogimiento espiritual, compartiendo su alegría con los fieles devotos, a través de la virtualidad, debido al cumplimiento de los protocolos de bioseguridad para romper las cadenas de contagio por la pandemia.
El carismático servidor de Dios en la tierra le concedió a HOY DIARIO DEL MAGDALENA una entrevista, con la cual nos permite conocer que tan importante es para él su vida sacerdotal y cómo lo aplica al servicio de la comunidad en general.
¿Cuál ha sido la experiencia más gratificante para usted en su desempeño como sacerdote?
“En el camino del sacerdocio, se han multiplicado los momentos gratificantes, principalmente en la escucha de un Dios que nos ama, pero se manifiesta en la vida concreta de las personas que llegan con circunstancias dolorosas, de tristeza, conflictos familiares, algunos adolecen de lo material, de comida, de ropa, y cuando como sacerdote he podido aliviar esos sufrimientos y dolores, entonces siento gozo por el deber cumplido, satisfacción por el servicio prestado, siento mucho gozo cuando puedo presidir los sacramentos y como desde una predicación he podido tener respuestas y escuchar a muchas personas decir: “Padre, parece que conociera lo que estoy viviendo”, y es porque Dios sigue hablando y actuando en la vida de todos y eso, además de darme alegría en el Ministerio, me da satisfacción de poder concretamente llevarle una palabra de esperanza y de vida nueva a muchas personas”.
¿Qué significa para usted cumplir 29 años como sacerdote?
“Cumplir 29 años de vida sacerdotal es un escalón que la vida y Dios me regalan, donde debo posar mis pies firmes en la tierra y con la mirada en el cielo, aquí en la tierra somos peregrinos. 29 años de vida ministerial en el sacerdocio me han enseñado a predicar, he aprendido a ser sacerdote, a ser servidor y con esta experiencia recorrida, he descubierto que a la vida hay que quitarle los afanes, ponerle ganas, sembrar en el amor, compartir con los demás, bien dice el adagio: Quien no vive para servir no sirve para vivir, han sido 29 años donde he caído y me he levantado, pude en algún momento de detener el reloj sacerdotal, pero no el Ministerio, cuando pude interpretar las necesidades de un pueblo que clamaba servidores públicos con compromiso social, especialmente de cara a los más necesitados y opté por dar un paso al lado, y admitir ser candidato a la Gobernación del Magdalena, pero además del multitudinario respaldo popular, sentí el apoyo de la Iglesia en mi Ministerio. Monseñor Ugo Puccini se mostró como el papá cuidador de su hijo y me mostró las bendiciones de poder regresar al servicio sacerdotal y ministerial. Son 29 años donde he podido conocer las alegrías y tristezas de miles de personas, donde he bautizado a miles de niños, hijos de Dios, he podido ser testigo sacramental de muchas parejas, que a través del matrimonio han dado su sí. Miles de veces he podido prestarle mis manos a Dios para que en la Misa se haga presente en la hostia consagrada. 29 años, también al lado de este medio de comunicación, que siempre tiene las puertas abiertas para las obras buenas, pude compartir en el sorteo de la casa que el periódico hacía cada año, y me zambullía en la piscina de los volantes para entregar el premio mayor, sentía mucho gozo, cuando el periódico entregaba la casa a esas familias de escasos recursos económicos en la mayoría de las veces, me llenaba completamente de gozo y felicidad, y siempre siento ese sentimiento al poder servir a mis hermanos en Cristo”.
¿De qué forma celebra su aniversario?
“Dios me regala la oportunidad en medio de mi temperamento de no ser tan efusivo en la celebración, vivir este año, en medio de las circunstancias especiales, un aniversario más en la intimidad del Ministerio, pero a la vez compartido con muchos fieles, a través de las redes sociales donde se han conectado 6 mil personas, si fuera presencial, en la parroquia solo caben 400 o 500 personas. He cumplido 29 años de llamado pero también de respuestas, le pude decir si al Señor, le sigo diciendo si al Señor. Espero que mi sacerdocio siga siendo como es: para siempre”.
¿Ser sacerdote en estos tiempos de pandemia lo considera difícil?
“Ser sacerdote hoy y en todo momento nunca ha sido fácil, somos en algunas circunstancias mal referenciados, nosotros somos profesionales en perdonar, pero al sacerdote nunca se le perdona, por eso, siempre es difícil, pero Dios va dando la gracia y la fuerza para responder a sus llamados en el servicio de los necesitados. En estos tiempos de pandemia, que tiene sus ventajas y desventajas, el sacerdote es un profesional de la escucha, en este año de aislamiento y distanciamiento físico nos ha tocado escucharnos a nosotros mismos, ha sido un año para meditar en mi vida propia, como sacerdote he tenido tiempo para empezar a purificarme de todo aquello que me contaminaba, de pronto la distracción, el comercio, y habido para mi más espacio en la meditación, y la oración sigue siendo el centro de mi vida personal y sacerdotal. Fue una ocasión oportuna para ‘reinventarme’, de cómo llegar a los fieles, a través del Embrión Espiritual, primero escrito, después audio, imagen y creamos un canal en Youtube que se llama ‘Gladiador Espiritual’, por este medio, se envía el mensaje de la Palabra, se transmite la Eucaristía todos los días, hoy tengo más fieles, no solo en Santa Marta, sino también en otras ciudades de Colombia, como en Bogotá, Medellín, Barranquilla y en otras partes del mundo, Italia, Francia, Holanda, España, Estados Unidos, México, Costa Rica, Chile, Ecuador, Argentina y Venezuela.
Hoy, desde Santa Marta, la Parroquia quedó sin fronteras espirituales y está llegando a miles de personas conectadas a través del medio virtual. Muy a pesar que la pandemia ha llegado golpeando con mucho dolor y tristeza a muchas familias, he podido realizar esta actividad a través de este camino virtual, que es una ayuda importante. La pandemia nos hizo reinventar el canal, el conducto, y la forma de llegar a los fieles. Dios nos siga ayudando”.
Su frase: “Reza por mí, que yo Oro por ti”, ha tenido mucha acogida, ¿qué siente por ello?
“Reza por mí, que yo oro por ti, es como la radiografía de lo que somos, la gente le dice a uno: “Padre rece por mí, porque su oración es seguramente escuchada”, pero yo también le digo a la mamá que se sacrifica por su hijo, reza por mí, que yo oro por ti, al joven que va a la Universidad, o a la escuela, porque también hay pureza en su espíritu y su oración sube como incienso al Señor, a los ancianos que tienen la experiencia, las canas son caminos recorrido, les digo reza por mí , que yo oro por ti, es una comunión en la expresión de la oración, donde juntos nos apoyamos para estar más cerca del Dueño de la Vida, con los pies en la tierra y la mirada en el cielo. Quiero antes de terminar esta entrevista, agradecerle a HOY DIARIO DEL MAGDALENA, a su director Ulilo Acevedo Silva, a su esposa, e hijos, y a cada uno de sus empleados que laboran como hormiguitas en el periódico, para que día a día se entregue la noticia, el suceso del diario vivir, que siempre ha estado de puertas abiertas, y permita Dios físicamente tener la misma conexión que vivíamos en la celebraciones de Navidad, momentos especiales, por el aniversario del periódico, la distinción de los Personajes de Año, donde una vez fui destacado por mis 25 años de sacerdocio, deseo que HOY DIARIO DEL MAGDALENA siga en su labor, no solo de mostrar camino, sino de enseñar vida, y a todos los lectores, que les llegue la bendición del cielo: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén. Que Santa Marta, patrona de las causas difíciles nos ayude salir de este duro momento de la pandemia, y la Virgen Inmaculada Concepción, que libró a Santa Marta de la invasión de los piratas nos quite esta pandemia que nos tiene acorralados. Amén”.