HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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600 personas fueron víctimas de desplazamientos forzados

Según la Organización Wiwa Yugumaiun Bunkuanarrua Tayrona, durante el año 2024, más de 600 personas han sido víctimas de desplazamientos forzados, homicidios selectivos, amenazas y violencia de género en la Sierra  Nevada de Santa Marta, como consecuencia directa de la presencia de grupos armados ilegales que continúan operando y generando un clima de inseguridad que afecta gravemente a las comunidades indígenas y rurales.

De igual forma, seis mil personas permanecen en confinamiento y 17 viviendas tradicionales han sido incendiadas, en el marco de la disputa territorial entre el ‘Clan del Golfo’ y las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra Nevada de Santa Marta.

En ese sentido, el impacto de estos enfrentamientos han sido devastadores, tanto a nivel humano como cultural. Las comunidades afectadas han visto cómo se destruyen sus patrimonios, no solo materiales sino espirituales, pues muchos de los ataques han afectado a lugares sagrados y espacios de encuentro tradicionales de los pueblos indígenas del ‘Corazón del Mundo’.

A pesar de los esfuerzos de la comunidad internacional y organizaciones defensoras de derechos humanos, la situación en la Sierra Nevada continúa siendo crítica. Según los informes de la organización Wiwa Yugumaiun,  las comunidades viven bajo el constante temor de nuevas agresiones, sin acceso adecuado a servicios básicos como salud, educación, y con escasas posibilidades de movilidad dentro de su propio territorio.

El control territorial entre las facciones armadas, ha generado un clima de terror, que afecta especialmente a las mujeres y niños, quienes sufren una violencia exacerbada. Los testimonios recabados por las organizaciones de derechos humanos revelan casos alarmantes de violencia sexual, amenazas y abusos, perpetrados por los actores armados en su lucha por el dominio de la zona.

El daño no solo es físico y psicológico, sino también social, ya que muchas de las comunidades desplazadas se ven obligadas a abandonar sus formas de vida tradicionales. Las viviendas, de construcción ancestral, que constituyen un pilar en la identidad cultural de los pueblos indígenas, han sido incendiadas y destruidas, lo que agrava aún más el sufrimiento de los afectados.

A medida que avanza el 2024, la situación se sigue deteriorando y la necesidad de una intervención urgente por parte de la comunidad nacional e internacional se hace más evidente. La protección de los derechos humanos y la recuperación de la paz en la Sierra Nevada son desafíos que requieren un compromiso firme y acciones concretas para frenar la violencia y devolver la esperanza a miles de familias que han sufrido durante años los efectos de este conflicto armado.

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