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Recordar con amor a los fieles difuntos, una tradición que sigue viva

La tradición de visitar a los fieles difuntos en los parques cementerios se mantiene. Ayer 2 de noviembre muchas fueron las personas que cumplieron con este acto de fe y cristiano en Santa Marta, asistiendo a Misa en memoria de los seres queridos que ya no están en este plano terrenal, llevando flores a sus tumbas, y elevando oraciones para que sigan gozando de la paz eterna. / MONTINER ALVIS
POR:
ROCÍO
FONTANILLA
El Día de los Fieles Difuntos es una de esas fechas inolvidables de nuestro calendario, donde se recuerda a los seres queridos que ya no están en el plano terrenal, rindiéndoles homenajes con diversas manifestaciones religiosas y culturales, entre ellas, rezar, asistir a misa, cantarles, visitar sus tumbas y llevarles flores, como también encender velas por su eterno descanso.
Los parques cementerios de Santa Marta y del Magdalena estuvieron muy visitiados este 2 de noviembre, muchos son los creyentes religiosos que profesan este encuentro con mucho amor, nostalgia y a su vez para que su ser querido pueda seguir descansando en la Santa Paz del Señor.
la finalidad de esta fecha es la dedicación a la oración por parte de los fieles católicos por todas las almas que aún permanecen en estado de purificación.
De esta manera, la jornada del 2 de noviembre de este sábado, se dedicó a la oración para que los fieles difuntos alcancen la presencia de Dios.
MENSAJE DEL PAPA FRANCISCO
El Papa Francisco, durante el Día de los Fieles Difuntos, entregó un significavo mensaje a la humanidad: «Que el Señor sostenga a los que sufren y a los que llevan socorro». Antes de comenzar la Eucaristía, el Papa Francisco oró en privado en el denominado ‘Jardín de los Ángeles’, una zona del cementerio donde están enterrados niños y también nonatos en Roma.
Después, el Papa dedicó unos minutos a recorrer las pequeñas tumbas, en actitud de recogimiento, antes de depositar una ofrenda floral y acercarse a saludar a algunas familias que allí se encontraban.
En la misa, tras la proclamación del Evangelio, el Santo Padre decidió no pronunciar la homilía y sustituirla por un momento de oración y recogimiento, dando lugar a un profundo silencio que envolvió durante unos minutos a las decenas de fieles presentes en el parque cementerio.
Al final de la celebración, el Papa bendijo las tumbas rociándolas con agua bendita, tras recitar una breve oración:
«En nuestra visita al cementerio renovamos nuestra fe en Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación. También los cuerpos mortales resucitarán en el último día, con esta certeza elevamos al Padre nuestra unánime oración de sufragio y bendición».