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Playas turísticas muy concurridas, comercio cerrado y calles vacías
El rebusque e incremento de vendedores en la zona activa de playa representa el mayor desafío y ‘dolor de cabeza’ para las autoridades en aras de elevar la categoría al destino.
El cierre temporal de acceso al corregimiento de Minca que se registró ayer Viernes santo ratifica el éxito de esta mini temporada religiosa la cual se ha caracterizado por la gran concurrencia de visitantes a las playas.
En las playas contiguas al aeropuerto Simón Bolívar, Pozos Colorados, Cabo Tortuga, Dulcino, Sierra Laguna, Bello Horizonte, Playa Salguero, El Rodadero, Playa Blanca, Inca Inca, Taganga, Playa Grande, Playa Cristal, Bahía Concha y la Bahía de Santa Marta hubo una alta presencia de bañistas, quienes aprovecharon el día santo para darse un chapuzón de agua salada y recuperar nuevas energías.
El flujo de samarios, así como de turistas procedentes de varias ciudades del país engalanó con su presencia los más emblemáticos balnearios en donde se propició una importante dinámica económica. Con la temporada ganan todos: los conductores de taxi, transporte público colectivo, guías de turismo, hoteleros, propietarios de restaurantes, de embarcaciones, yates, motos marinas, jet sky, así mismo los vendedores y comerciantes en general.
No se puede desconocer que ante la gran demanda de servicios se abre paso también el rebusque, la informalidad y la ocupación indebida del espacio público, mientras que las autoridades con sus pocas capacidades intentaban frenar o mitigar esa realidad.
En la zona activa de playa hay todo tipo de ventas desde chuzos en anafes con carbón encendido, tinto rodante, helados, bebidas e inflables hasta los servicios de alivio a torceduras y nudos en el cuerpo. También se ofrecen almuerzos en las carpas, ceviches de camarón, piñas coladas, masajes relajantes en pies, hombros y brazos.
Un grupo de mujeres asociadas comercializan cocadas, enyucados, alegrías y una variedad de dulces típicos, así como obleas con arequipe, mientras que otras promueven los paseos hacia el Parque Natural Tayrona, Playa Cristal, Minca y otros sitios fantásticos.
Muy a pesar de las restricciones y los controles establecidos a los buses interdepartamentales en los accesos viales a Santa Marta, el denominado ‘turismo de olla’ o ‘paseo en chancletas’ fue imparable. En sectores cercanos a Cabo Tortuga y Sierra Laguna varios buses estacionaron allí y muchos excursionistas se movilizaron hacia Plenomar y balnearios aledaños con cavas de icopor llenas de cervezas y otras bebidas.
Es increíble que las playas queden convertidas en basureros debido al poco compromiso de muchos visitantes sin sentido común, que traen absolutamente todo incluyendo pasteles, bebidas, agua, sombrillas y flotadores.
Por destacar el auge de visitantes de calidad quienes llegan en familia de manera organizada, acatan las normas establecidas en la zona de playa, contratan servicios legales a carperos y demás prestadores. Mantienen aseada la playa y son precavidos a la exposición solar para no abusar de los rayos ultravioletas. Muchas mujeres atrapan la atención con sus cuerpos y diminutos vestidos de baño que lucen al tiempo que engalanan el entorno.