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La tradición popular y católica dicta que el Jueves Santo hay que visitar siete iglesias y sus respectivos monumentos para lograr los favores pedidos.
Por eso es común observar largas romerías de feligreses recorriendo los templos, que generalmente este día están abiertos hasta la medianoche, para facilitar la llegada de los creyentes.
Esa costumbre data del siglo XVI impulsada por San Felipe Neri, “un fogoso apóstol que atraía multitudes y que quiso contrarrestar la decadencia moral acarreada por el Renacimiento, que estaba en furor por esos días”, cuenta el doctor, teólogo y filósofo Camilo A. Gálvez.
Agrega que Felipe Neri tuvo la idea, secundado por el papa y numerosos cardenales, de organizar visitas a siete históricas iglesias romanas: las basílicas de San Pedro, Santa María la Mayor, San Pablo de Extramuros y San Juan de Letrán, y agregó otras tres, las iglesias de San Lorenzo, la Santa Cruz y San Sebastián.
Así entonces, esta tradición se fue enriqueciendo a lo largo de los tiempos en las iglesias católicas del mundo.
A América Latina llegó por los españoles y se convirtió en una de las actividades principales de esta temporada santa.
Son siete porque este es un número simbólico dentro de la Sagrada Escritura y tiene que ver de manera especial con los siete recorridos hechos por Jesús.
Ellos son desde el Cenáculo hasta el Huerto de Getsemaní, luego desde el Huerto hasta el Palacio de Anás. El tercero, de allí al Tribunal de Caifás. El cuarto, del Tribunal de Caifás al Pretorio (Palacio de Gobierno de Poncio Pilatos). Después de Pilatos al Palacio del Rey Herodes. El sexto, vuelta al Palacio de Pilatos. Y séptimo y último, del Palacio de Pilatos al Monte Calvario.
¿Qué pedir en los monumentos?
Camilo A. Gálvez explica que las visitas no solo se limitan a la noche del Jueves Santo, sino que también se pueden hacer en la mañana del Viernes Santo.
Sobre el ritual ante cada monumento relata que se pide a Dios “que nos libere de los siete pecados capitales, que conceda las tres virtudes teologales: fe, esperanza, caridad y las cuatro cardinales: justicia, prudencia, templanza y fortaleza. También pidiéndole a Dios que nos dé los siete dones del Espíritu Santo: sabiduría, entendimiento, temor de Dios, consejo, ciencia, fortaleza y piedad”. Además de las peticiones o favores que cada persona requiera.
Sugiere rezar cinco Padre Nuestros, cinco Avemarías y cinco Glorias.
¿Por qué se hacen monumentos?
El Jueves Santo es un día bastante especial para la Iglesia Católica, porque es cuando se conmemora la última cena de Jesús con sus 12 apóstoles.
Según el catolicismo, ese día nació la institución de la Sagrada Eucaristía y el sacerdocio dentro de la iglesia.
El Jueves Santo, generalmente al final de la tarde, se celebra la misa In Cena Domini, en la que el tabernáculo (sagrario donde se guarda el Santísimo Sacramento) queda vacío en memoria de la muerte de Jesús.
“Entonces ahí se hace lo que conocemos como la reserva del Santísimo Sacramento en un lugar especial del templo. Eso es lo que tradicionalmente se denomina el monumento”, cuenta el filósofo y teólogo Galvez, al explicar que la iglesia introduce en esos días la costumbre de guardar o de reservar en un lugar aparte las hostias consagradas.
Precisamente, a ese lugar al que se traslada el altar de la reserva del altísimo y que se decora de una manera especial se conoce como monumento.