Los ‘shakirólogos’ son una verdadera legión en Colombia. Hace poco conocí a un fan que tenía tantos documentos ordenados de forma tan específica que avergonzaría a un mal empleado del Archivo General de la Nación. Sus carpetas –que no han cedido al tiempo ni a la falta de espacio– tienen todos los recortes posibles de Shakira entre 1994 y 2007, portadas, breves de periódicos de todas partes, afiches, discos compactos, casetes, vinilos. Su colección se detuvo porque en su fiebre infantil de perseguirla terminó involucrado en la industria de la música; cuando tenía 14 años logró que lo contrataran como practicante de una emisora que solo podía pagarle con discos compactos su buena voluntad, y antes de cumplir los 20 se convirtió en jefe de prensa de varios artistas.
Antes de entrevistar a Shakira hablé con varios de mis viejos amigos que aprovecharon la excusa para repasar sus propios recuerdos: “¿te acordás que estábamos en tal parte cuando lanzó Dónde estás corazón?”, “la inauguración del Mundial del 2010 la vimos en la casa de…”, “yo le dediqué tal canción a…”.
La misma conversación se podría repetir miles de veces en todo el país. Todos hemos tenido que ver con ella de una forma u otra y por eso sus hitos y su biografía son un asunto de interés nacional. “Piqué no podría ir hoy a Colombia, ¡lo matan!”, me dice una persona cercana a Shakira, muerta de la risa. No se necesita ser fanático para quererla. La traición de su exmarido se asumió como una ofensa colectiva. Su presencia ha sido tan cotidiana que hasta los más despistados pueden recitar de memoria sus principales amores y cantar sus hits. Otros tienen reliquias.
Alejandro Villalobos, el director de la Mega, viajó conmigo a Miami también para entrevistarla y me contó que en un cajón en su apartamento encontró un casete de VHS de un concierto privado de Shakira. Alejandro -en su época de dios de la minitecas en Bogotá- había hecho de puente entre ella y una familia que la quería en el bar mitzvah de su hijo. Muchos días después le enviaron un VHS Fuji con la grabación del concierto y una nota con una fotografía adentro con el niño y Shakira de pelo negro. El casete durmió el sueño de los justos durante casi 30 años y ahora era el momento de la entrega, “lo más curioso”, me dice, “es que un día, en una actividad que tenía en un colegio, una niña se me acercó y me dijo, ‘tu llevaste a Shakira a una fiesta de mi papá’”. En la entrega del casete Shakira recordó que, justo a punta de minitecas, compró su primer carro: un Chevrolet Sprint.
¿Cuántas generaciones han crecido con ella? Shakira ha sido la artista colombiana más exitosa de todos los tiempos. Ni siquiera vale la pena repetir la cantidad de premios y récords que tiene porque siempre parecen expandirse. Ha tenido conciertos con más de 200.000 almas coreando sus canciones y ha sido la protagonista de los dos eventos más vistos del planeta: el Mundial de Fútbol en tres ocasiones, y con el Waka Waka como canción oficial en Sudáfrica 2010, y el Super Bowl en el 2020 con Jennifer López en un performance que dejó a todos con la boca abierta. El Super Bowl –con entradas oficiales que pueden costar 35.000 dólares– es tal vez el evento extramusical más importante del planeta, ¿a quién le importa quién cantó en los Grammy en tal año o en tal otro?, ¿o en los Óscar? Todos cantan, pero el Super Bowl es historia. La presentación de Shakira y JLo puede citarse al lado de la de Michael Jackson o la de los Stones, porque el gigante del norte nunca había visto tanta sensualidad latina en ‘su’ evento.
Shakira atendió a una veintena de medios en el Hard Rock Café de Miami solo un día después del lanzamiento de Las mujeres no lloran. Los shakirólogos –además– pueden estar felices. Hay canciones de la ‘Shakira clásica’ como Última y Cómo, dónde y cuándo. La entrevista inicialmente era a las 4.25 de la tarde, pero la agenda se movió y la cita quedó a las 7.15. La cantante barranquillera estaba en una suite en el piso 30, subí y tuve un encuentro visual y fugaz con sus hijos Sasha y Milan. “Son unos niños preciosos; se han adaptado muy bien. Tienen una vida social intensa en el colegio. Están felices. Se adaptaron perfecto”, me dicen en una conversación casual. Ya casi son tan altos como ella y parecen gemelos; solo que el mayor le lleva una cabeza y el menor tiene una melena rubia más encendida. Tonino, el hermano de Shakira, un barranquillero con una sonrisa eterna y la estatura y la constitución física de un jugador de fútbol americano, no les quitaba los ojos de encima mientras ellos iban y venían. La sala de periodistas estaba abarrotada. Se hablaba en francés, se hablaba en portugués, en alemán, en inglés, en español, “la agenda ha tenido algunos ajustes”, me dicen. Y cuando finalmente entro en la sala, con un micrófono en la espalda, y luces de tv en la cara, es la 1 de la mañana y Shakira le dice a su equipo que tiene hambre, “llevo 9 horas aquí”, dice. Está vestida de negro, tenía un collar plateado, unos pantalones cómodos y unos tenis de plataforma. Otras estrella podrían haber cancelado o cortar la entrevista a los cinco minutos, pero atendió a todos; se encienden la luces, Shakira cruza las piernas y empieza la entrevista.
Las Mujeres Ya no Lloran es una narración muy completa de su vida reciente. Se muestra como una mujer triste, una mujer empoderada, una mujer que se recupera, una súper mamá, ¿cómo fue armándose ese hilo narrativo del álbum?
Es un álbum conceptual definitivamente, pero ese concepto se fue armando de una forma orgánica, nunca fue premeditado porque por supuesto nadie planea pasar por el tipo de vivencias que pasé en estos últimos dos años. Fueron vivencias muy complejas que me dejaron en un momento rota y en ese proceso de reconstrucción de mí misma surgieron todas estas dieciséis canciones, no fue un proceso lineal. Fueron subidas y bajadas, de picos y valles en el que a través de las canciones del álbum pueden notar las diferentes etapas del duelo, las diferentes etapas de esa misma reconstrucción, de la celebración de haber encontrado también una fuerza que creía que no tenía, esa fuerza que creo que he visto también en otras mujeres y que me han inspirado también en mi propia recuperación
Hablando de narraciones, usted apenas tenía 22 años cuando conoció a García Márquez y de ahí en adelante desarrollaron una gran amistad, usted compuso las canciones de El amor en los tiempos del cólera y viajó varias veces a México a visitarlo, ¿cómo fue esa relación?
Gabriel era un ser humano magnífico, un pensador como pocos, uno de los mejores escritores contemporáneos. El mejor escritor latinoamericano y el más ingenioso, como persona era un hombre sencillo, dicharachero, con sentido del humor, muy observador, muy cariñoso. Lo recuerdo con mucho amor, nos dejó tanto. Nos reivindicó de tantas formas. Siento un profundo agradecimiento como colombiana hacia él y un profundo cariño como su amiga.
Todas las personas que la conocen a usted insisten mucho en su perfeccionismo. Y en este disco y a lo largo de su carrera, usted ha hecho diferentes colaboraciones con grandes artistas como Beyonce, Black Eyed Peas, Carlos Vives, Cardi B. ¿Cómo empiezan esas colaboraciones?
Cada canción tiene sus propias demandas, sus propias exigencias y cada canción te dice a quién necesita. Puntería, por ejemplo, pedía a una mujer que no se disculpe por lo que dice, que no se calle y esa es Cardi B. Ella es un símbolo de empoderamiento femenino. Con Bizarrap también pasó de una forma también orgánica. Acabamos siendo súper amigos. Acabamos haciendo dos canciones para este álbum y con Rauw Alejandro también hicimos dos canciones, con Karol G, con Ozuna, con otra gente que bueno… ha sido increíble conocer desde lo artístico y desde lo humano, también gente con la que hoy en día tengo una amistad y que además son colegas, de verdad que son colegas y todo empieza en una canción, pero luego terminan siendo gente importante en tu vida.
Usted creó la Fundación pies descalzos en 1997. María Emma Mejia me dijo que durante toda la década de los 2000 ustedes prácticamente se convirtieron en unas activistas por la educación y que iban a todas las Cumbres Iberoamericanas y encuentros posibles. Tenía veintitantos años. Era un mundo machista y tenía que convencer a un montón de presidentes, reyes y empresarios, sin duda, la mayoría hombres, ¿cómo fue ese proceso?
Pues muy parecido a como me tocó también en el mundo de la música cuando también era muy dominado por por los hombres, cuando habían pocas mujeres en el mundo del pop en general y me tocó hacer mucho convencimiento, no convencer acá al programador de tal radio, convencer al ejecutivo de Sony, convencer a los periodistas contra el prejuicio que había contra por los colombianos con las mujeres, y pues lo mismo: me tocó sentarme con muchos presidentes a hablarles de la educación, decirles que estaban poniendo el dinero donde no tenían que ponerlo, que había que ponerlo donde están los niños. En las escuelas. En la alimentación en las escuelas. Todavía hay mucho trabajo por hacer, y mucha por mucha gente para persuadir, pero sí es ahí, picando piedra, picando piedra y siendo muy insistente.
Y también tiene que ser muy emocionante ver crecer tantos niños bajo la tutela de los proyectos y los megacolegios que han hecho…
Uy, hemos acompañado de niños desde desde la primaria, niños que hoy en día están en la universidad, niños que se han graduado de bachilleres y que se han ganado becas, niños que estaban en situaciones de vida comprometidas vulnerables que hubieran podido acabar en pandillas o en grupos paramilitares y que han acabado floreciendo mostrando sus talentos, y eso es lo bonito de invertir en educación, que ves la transformación. Es casi que inmediata. No tienes que esperar 30 años. En unos pocos años ya ves los resultados de invertir en la educación y esa es nuestra insistencia.
¿Cuáles son sus tres libros favoritos…?
Voy a hablar de un libro que me ha gustado mucho y a veces no es una lectura fácil. Se llama Mujeres que corren con los lobos (de Clarissa Pinkola) y habla precisamente de la loba. Hay un cuento sobre la loba y cómo ella canta y baila encima de los huesos. Los ha recopilado uno a uno para reconstruirlos y con ese baile y ese canto consigue revivirlos y reconstruirlos. De alguna manera me he sentido muy identificada porque yo en algún momento también he sido esa loba herida que ha tenido que recoger hueso a hueso, reconstruirlos y la música ha sido el pegamento.
¿Con qué canción prendería una fiesta?
Con la sesión 53 de Bizarrap.
¿Cuál es su top propio de canciones?
Wicked Game (Chris Isaac), Enjoy the Silence, (Depeche Mode), Smell Like Teen Spirit (Nirvana).
¿Con qué músicos armaría una banda sonora de Colombia?
Joe Arroyo, Carlos Vives, esos dos tienen que estar…
Hablando de animales y de loba, una de sus grandes apariciones en el cine fue en Zootopia, pero usted incluso ha rechazado papeles en
Hollywood, ¿tiene algún un proyecto en mente?
Hay varias cosas… he rechazado apariciones que me han propuesto, cosas que no me cuadraban mucho, cosas que he dicho… ay, por qué dije que no y me he arrepentido, pero luego me digo… ¡no se puede hacer todo, eh!
Usted y Messi son las grandes celebridades de Miami, ¿ya se vieron?
Sí, estuvimos haciendo… no, no, no, no, espérate, nos encontramos en Bahamas por casualidad. Estaba ahí con mis hijos. Yo estaba pasando el fin de semana y él también con su familia. No nos vimos en Miami, sino en Bahamas.
El Waka Waka y el Super Bowl fueron parte de eventos extra musicales, pero tal vez son los dos momentos más importantes de la música, ¿cómo los preparó?
Meses y meses de trabajo, de diseñar cada detalle, el orden, en cómo la música fluiría en solo siete minutos que tenía de actuación, meses y meses solo para siete minutos Super Bowl, pero definitivamente fue una presentación histórica para mí para pues para mí, para mi vida, como como artista, como mujer y como representantede la comunidad latina hispana. Fue realmente una magnífica oportunidad.