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Los samarios celebraron con alegría el Domingo de Ramos
Desde muy temprano las parroquias adscritas a la Diócesis de Santa Marta lideraron con mucho entusiasmo y fervor la procesión de la Bendición de ramos, conmemorando la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén donde fue aclamado como todo un rey.
Así con este fervor inició la Semana Santa en todo el departamento del Magdalena y por supuesto en la región Caribe colombiana.
En el caso de la Catedral Basílica de Santa Marta, la bendición central de la procesión del Domingo de Ramos fue liderada por monseñor Jorge Jiménez Carvajal, Arzobispo Emérito de Cartagena, en compañía del párroco de este sagrado templo, presbítero José Javier Garcerant Castro.
De acuerdo con los representantes de la Iglesia Católica, el Domingo de Ramos es una oportunidad para proclamar a Jesús como el rey y centro de nuestras vidas.
Por este motivo, estamos convocados a seguir el ejemplo de la gente de Jerusalén de esa época, quienes con su entusiasmó siguieron a Cristo, y decían: “que viva mi Cristo, que viva mi rey…”.
“Es el día en el que le podemos decir a Cristo que nosotros también queremos seguirlo, aunque tengamos que sufrir o morir por Él. Que queremos que sea el rey de nuestra vida, de nuestra familia, de nuestra patria y del mundo entero. Queremos que sea nuestro amigo en todos los momentos de nuestra vida”.
La celebración se inicia con la procesión de las palmas alrededor de las Parroquias o internamente y se canta “Bendito el que viene en el nombre del Señor”.
El sacerdote bendice las palmas o ramos y dirige la procesión. Luego se comienza la Misa. Al terminar la Eucaristía, los feligreses se pueden llevar las palmas benditas a sus hogares. Se acostumbra a colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto nos debe recordar que Jesús es nuestro rey y que debemos siempre darle la bienvenida en nuestro hogar.
Oración para poner las palmas benditas en el hogar:
Bendice Señor nuestro hogar. Que tu Hijo Jesús y la Virgen María reinen en él. Por tu intercesión danos paz, amor y respeto, para que respetándonos y amándonos, los sepamos
honrar en nuestra vida familiar. Sé tú, el Rey en nuestro hogar.