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´Vengo sin ánimo revanchista, quiero cumplirle a las víctimas´
En una declaración como primer pronunciamiento tras su llegada a Colombia, el excomandante paramilitar Salvatore Mancuso se puso a disposición del presidente Gustavo Petro para cumplir con sus funciones de gestor de paz. ´Quiero honrar mi palabra con el señor Presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, quien me encomendó la tarea de ser gestor de paz y contribuir con tareas precisas a fin de materializar ese concepto en el cual creo fervientemente, la paz total”, afirmó.
Además, abogó por adelantar procesos de diálogo entre el gobierno nacional y grupos armados como el Clan del Golfo y las ACSN, grupo ilegal que tomó las rentas criminales del Bloque Norte tras su desmovilización en la Sierra Nevada. De hecho, se puso a disposición para llevar a buen puerto esas tareas.
También, señaló estar dispuesto para trabajar en dar “cierre” al proceso de paz de Ralito entre las Autodefensas y el gobierno.
“Tanto los excomandantes de las AUC como yo personalmente, estamos listos para instalar formalmente, tal y como usted lo anunció en su momento, la mesa técnica para el cierre definitivo de las negociaciones de Ralito. Este es un deber moral suyo y nuestro, con la sociedad colombiana y con las comunidades de los territorios en los que libramos esta guerra “dijo el exjefe paramilitar.
Por otra parte, explicó las razones por las cuales, asegura, renunció a la solicitud de protección que tenía ante Estados Unidos, entre ellas la confianza que indica tiene en la articulación entre la JEP y Justicia y Paz. Eso sí, dijo que estos tribunales deben operar como tribunales de cierre del “conflicto armado”.
“Me pongo a disposición de estas justicias con la plena confianza en que son garantistas de los derechos fundamentales, de mi derecho fundamental a la vida y del Estado social de Derecho. Soy consciente que mi retorno es un desafío para los mecanismos transicionales de juzgamiento y cooperación interjurisdiccional” dijo Mancuso Gómez.
El exjefeparamilitar asimismo aseguró que no llega al país con ánimo “revanchista” sino todo lo contrario, con la intención, asegura él, de cumplirle a las víctimas.
El exjefe paramilitar fue transportado al país bajo un robusto dispositivo de seguridad hasta el Aeropuerto El Dorado, desde donde será llevado a los calabozos de la Dijín de manera provisional para luego ser trasladado a la cárcel de máxima seguridad de La Picota, al pabellón destinado a los extraditados.
Previo a su llegada, la Fiscalía General de la Nación anunció la inclusión formal de Mancuso en una investigación y su citación para rendir declaración en relación con el presunto asesinato de Roque Alfonso Morelli Zarate, exdecano de la Facultad de Educación de la Universidad de Magdalena.
El exjefe de las AUC envió una carta a su arribo a Colombia, donde expresó sus sentimientos al volver a su tierra natal, esto pese a las condiciones de restricción que le fueron impuestas por la justicia colombiana.
«Regresar, a pesar de las condiciones restrictivas que me impone la justicia colombiana, a la cual acato y respeto, y de las difíciles y complejas circunstancias de seguridad que envuelven mi presencia en Colombia, es una forma de renacer que me llena de vida. Vida que quiero dedicar a la paz y la reconciliación de nuestro país», menciona Mancuso.
También dio a conocer las razones que le hicieron desistir de su solicitud de protección internacional, para acogerse a la repatriación a Colombia: «creo que los modelos de justicia transicional que empezaron a operar en Colombia a partir de nuestra desmovilización en 2004, tanto Justicia y Paz como la Jurisdicción Especial para la Paz, son mecanismos ciertos y legítimos para el cierre judicial definitivo del conflicto armado interno».
Con respecto a su papel como gestor de paz, mencionó que quiere «honrar su palabra» con el presidente Petro, quien «me encomendó la tarea de ser gestor de paz y contribuir con tareas precisas a fin de materializar ese concepto en el cual creo fervientemente, la paz total».
Sobre sus delitos, Mancuso reiteró su compromiso con las víctimas y aseguró que con su nueva labor con la JEP pueda ayudar a que el país deje de lado los años de violencia.
«Vengo a continuar con mis compromisos frente a las víctimas, como lo he hecho ininterrumpidamente a lo largo de estos últimos 18 años, pero al mismo tiempo, vengo a ponerme al servicio de una agenda de paz que permita evitar que Colombia sea una fábrica eterna de víctimas y dolores colectivos», concluyó..
Por otro lado se conoció que serán 64 los guardianes del Inpec, todos capacitados por la Embajada de Estados Unidos, los que le brindarán seguridad a Mancuso.
Esta información fue confirmada por el director del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), coronel Daniel Gutiérrez.
También se conoció que para ingresar al área de aislamiento donde permanecerá privado de la libertad el excomandante de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), se instalaron cinco filtros de seguridad, por lo que se garantizará que solo dos guardias tendrán acceso final a su celda.
Frente a la alimentación, el Inpec busca evitar que Mancuso sea envenenado, por lo que se tomarán medidas para vigilar el acceso a los productos alimenticios./Colprensa
La carta de Mancuso A la sociedad colombiana
Hoy, tras más de 15 años de destierro y sometimiento en las más duras condiciones de privación de libertad, retorno a Colombia, mi tierra natal. Me embargan muchos sentimientos y emociones que, supongo, se decantarán con el paso de los días. Comprendo que también remueve y alienta muchas emociones colectivas, sobre todo de las víctimas a quienes ofrezco todas mis consideraciones de respeto. Regresar, a pesar de las condiciones restrictivas que me impone la justicia colombiana, a la cual acato y respeto, y de las difíciles y complejas circunstancias de seguridad que envuelven mi presencia en Colombia, es una forma de renacer que me llena de vida. Vida que quiero dedicar a la paz y la reconciliación de nuestro país.
Como este retorno es un tema de interés nacional quiero informar las razones por las cuales desistí de continuar con mi solicitud de protección internacional y acogerme a la repatriación a Colombia:
La primera, porque, a pesar de los vacíos y riesgos que supone para mis garantías procesales y seguridad jurídica el hecho de haber quedado sometido a dos jurisdicciones –JEP y Justicia y Paz– y que se materializaron en los preparativos de mi retorno en relación con las competencias y fueros judiciales; creo que los modelos de justicia transicional que empezaron a operar en Colombia a partir de nuestra desmovilización en 2004, tanto Justicia y Paz como la Jurisdicción Especial para la Paz, son mecanismos ciertos y legítimos para el cierre judicial definitivo del conflicto armado interno. Sin embargo, definitivamente, deben tener una vocación de tribunal de cierre, de lo contrario seguiremos alimentando el circulo vicioso de nuestras violencias. Me pongo a disposición de estas justicias con la plena confianza en que son garantistas de los derechos fundamentales, de mi derecho fundamental a la vida y del Estado social de Derecho. Soy consciente que mi retorno es un desafío para los mecanismos transicionales de juzgamiento y cooperación interjurisdiccional.
En segundo lugar, porque quiero honrar mi palabra con el señor Presidente de la República, Dr. Gustavo Petro Urrego, quien me encomendó la tarea de ser gestor de paz y contribuir con tareas precisas a fin de materializar ese concepto en el cual creo fervientemente, la paz total. En este sentido, señor presidente, tanto los ex comandantes de las AUC como yo personalmente, estamos listos para instalar formalmente, tal y como usted lo anunció en su momento, la mesa técnica para el cierre definitivo de las negociaciones de Ralito. Este es un deber moral suyo y nuestro, con la sociedad colombiana y con las comunidades de los territorios en los que libramos esta guerra.
Y, finalmente, vengo a continuar con mis compromisos frente a las víctimas, como lo he hecho ininterrumpidamente a lo largo de estos últimos 18 años, pero al mismo tiempo, vengo a ponerme al servicio de una agenda de paz que permita evitar que Colombia sea una fábrica eterna de víctimas y dolores colectivos. Por este motivo, me pongo a disposición tanto del gobierno nacional como de las organizaciones armadas que buscan un diálogo con este, como las Autodefensas Gaitanistas de Colombia y las Autodefensas Conquistadores de la Sierra, para acompañar las conversaciones de paz que sean necesarias, no importa lo complejas que sean, no importa el lugar en el que se realicen, no importa en las condiciones adversar en las que se tengan que desarrollar; cuenten con mi humilde esfuerzo y experiencia si en algo creen que puedo contribuir a la resolución de nuestros conflictos y a eliminar cualquier tipo de violencia en nuestras formas de dirimir las diferencias.
Señor presidente, no desista de promover condiciones y escenarios idóneos para un diálogo con estas organizaciones, yo creo profundamente en el sentido filosófico que entraña la paz total y creo que su idea se puede materializar. Tiene usted aquí a un humilde servidor de esa causa.
Consciente de las complejidades del contexto actual, asumo este desafío con la determinación de contribuir al diálogo y al entendimiento mutuo. Reconozco que el camino hacia la reconciliación no es fácil, pero estoy dispuesto a enfrentar estos retos con integridad y convicción.
Mi regreso no se puede interpretar de manera amarillista, como una forma de traer la verdad relevada sobre las miserias que hicieron parte del conflicto armado y sus artífices. De todo ello vengo hablando ininterrumpidamente a lo largo de 18 años. Tengo la tarea de continuar aportando verdad ante el sistema de justicia transicional, no solo con responsabilidad por las implicaciones que tiene en las personas vinculadas en los testimonios, sus familias y las comunidades víctimas, lo haré bajo estrictos estándares que permitan contrastar y determinar que es una verdad cualificada.
Estoy aquí para ser parte de un proceso restaurativo, para escuchar y ser escuchado, y para aportar desde mi experiencia y convicción en la construcción de un país libre de violencias, próspero, avanzado.
Me comprometo con la sociedad colombiana a ser un agente de cambio, a trabajar incansablemente por la paz y la reconciliación en cada uno de mis actos.
No regreso a Colombia con ningún ánimo revanchista, no tengo cuentas pendientes con nadie. Vengo a cumplirle a las víctimas, a las instituciones del Estado y a la sociedad en general, de manera que me permitan, de nuevo, volver a ser parte de ella.
Con respeto y esperanza,
Salvatore Mancuso Gómez Gestor de Paz.