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Sin duda, el Nilo dio y da vida a Egipto. Se puede decir que este magnífico río es la madre de este país, de su historia, su magnificencia y su idiosincrasia. No hay otro país como Egipto, el Nilo lo hace único.
En la orilla este del Nilo se desarrolló Cairo, una de las ciudades más densamente pobladas del planeta. La belleza y la pobreza se dan la mano en todas sus callejuelas, esquinas y plazoletas. Esta ciudad vive paralelamente su pasado y su futuro, su modernidad y su atraso, sin ser totalmente anciana o joven. Cairo está compuestas de áreas bastante diferentes entre sí, un reflejo de las culturas y la historia que han forjado a esta metrópolis.
En el viejo Cairo encontramos construcciones reminiscentes de la época romana y cristiana, muy anteriores a cuando esta ciudad se convirtió en capital del país. Este es el Cairo de los cristianos coptos que aun forman una pequeña parte de su población.
Recordemos que el pueblo egipcio, durante las dinastías de faraones que lo gobernaron por siglos antes de la dominación del Imperio Romano y antes de la Era Cristiana, tuvo una bien conformada religión politeísta basada en una rica mitología y tradiciones milenarias.
Con el advenimiento de Cristo y la expansión de los cristianos, muchos de los egipcios se convirtieron al cristianismo. 400 años más tarde, luego del desarrollo de la religión fundada por Mahoma, Egipto se convirtió en una nación mayormente musulmana.
Para mí, el más interesante sector de la ciudad es precisamente el musulmán con sus basares como el magnífico Khan-Khalili, repleto de tapetes, perfumes, artesanías en bronce, lámparas, joyas, sedas, esencias y especias. Aquí se ven decenas de mezquitas con sus característicos domos, fascinaste a la hora de la oración, recitada 5 veces al día, desde el amanecer hasta el anochecer, por los muecines desde los magníficos minaretes.
En el Nilo las pobladas islas de Gezira y Roda tienen un ritmo más pausado. En la orilla oeste del río se encuentran Giza, donde está la Esfinge y algunas de las más importantes pirámides del país.
El nuevo museo del Cairo es un imperdible, posee una de las más importantes colecciones de egiptología del mundo. Aquí se pueden pasar semanas estudiando la riqueza de la cultura egipcia. Igual hay que visitar la Ciudadela, construida por Salah ad-Dim en el siglo XII, y por lo menos una de las importantes mezquitas de la ciudad.
La navegación por el Nilo es maravillosa por la belleza de sus riberas, sus paisajes bucólicos, pero sobre todo la riqueza de los lugares que se visitan en sus orillas, magníficos templos, monumentos, excavaciones de tumbas históricas y pueblos milenarios tan cargados de historia que es imposible describir en pocas palabras.
Egipto da para muchos viajes, para muchas experiencias, para vivir muchas vidas. Se puede comenzar por explorar algunos de los libros escritos por Naguib Mahfuz, Premio Nobel de literatura que nos lleva la profundidad del alma egipcia, o leer El Cuarteto de Alejandría de Lawrence Durrell, o algunos de los libros escritos por los primeros exploradores del río, cuando este aún se inundaba anualmente cubriendo sus riberas de nutrientes creando así las tierras más fértiles y ricas del África.
Egipto maravilla, volvería mil veces.
*Escritora