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En el Sistema Democrático, los partidos de gobierno y de oposición se plantean como la alternativa viable para suceder la administración que culmina su mandato.
Esta circunstancia hace particularmente interesante el año 2024 porque, tanto los partidos que conforman el gobierno como los que se han declarado independientes o en oposición, prepararán el escenario con miras a las elecciones el 2026, pues el 2025 será un año eminentemente electoral. Mi lectura de los textos políticos de Petro me indicó siempre que su objetivo político hacia el futuro era el de consolidar a la izquierda colombiana como una alternativa viable de Gobierno. O sea, lograr que se convirtiera en algo semejante al Partido Socialista español, o al francés, o al Laborista británico y a sus similares en América Latina y en otras partes del mundo. De ahí el interés en debilitar, absorber o desaparecer el Partido Liberal. Es la vía más fácil para construir esa alternativa. Es lo que ha sido el Partido Liberal. Y no resulta tan fácil competir con él. Por lo menos, eso dijeron las elecciones de octubre y eso es bien claro en Bogotá y otras ciudades.
El esquema Gobierno – partidos de oposición no fue aceptado por el Partido Conservador en su formulación original. Pero los desarrollos políticos ocurridos durante el gobierno del presidente Barco facilitaron, con el pleno consentimiento conservador, la convocatoria de una Asamblea Constituyente que quedó aprobada durante el gobierno de Barco y que el presidente César Gaviria implementó prontamente y en forma magistral.
Todo el proceso de elaboración de una nueva Constitución para sustituir la que ya llevaba 106 años fue admirable y, esa es la verdad, es mirado como un ejemplo por países que buscan un proceso similar. El resultado fue una Constitución producto de una elección popular de unos constituyentes y de la construcción de un significativo consenso que incorporó opiniones de los exguerrilleros del M-19 como de otros pequeños grupos insurgentes. Infortunadamente, las Farc no concurrieron como partícipes en ese histórico proceso.
La Corte Constitucional ha sido la garantía de los fundamentos esenciales de la Constitución del 91. Un formidable factor de estabilidad institucional.
La izquierda ha visto que su viabilidad como alternativa al finalizar el mandato de Gustavo Petro se ha deteriorado notoriamente. Así lo establecieron las elecciones de octubre de 2023, así lo reafirman, una y otra vez, las encuestas de opinión y así se verifica diariamente en el ambiente político, en todos los niveles.
Pero el juego no está decidido. Todavía hay mucho tiempo para unos y para otros. Y así como se puede afirmar que el gobierno de izquierda ha cometido muchos errores, de la misma manera se puede aseverar que del otro lado no han sabido capitalizarlos. Las elecciones de octubre son un ejemplo sobresaliente de unos triunfos electorales desperdiciados en la perspectiva de las elecciones de 2026. Los resultados se interpretaron como una derrota de la izquierda, pero los triunfos del otro lado ni siquiera permitieron identificar uno o más candidatos presidenciales. En otras épocas, este tipo de elecciones señalaban un camino y ya ponían de presente unas candidaturas presidenciales con alguna viabilidad. Nada de eso ocurrió. No hubo quien capitalizara el resultado electoral. Como que sigue huérfano.
Este año 2024 obliga a todas las corrientes políticas a posicionarse para así instrumentalizar electoralmente el 2025 porque el 2026 es totalmente electoral y, seguramente, así lo será la parte final del 2025.
*Exministro de Estado