HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Reforma urgente

El sistema político colombiano no está funcionando bien. Las reformas que se introdujeron en 1991, en la nueva Constitución, han sufrido cambios significativos que las fueron deformando. Ya en el 2003 fue necesario introducir cambios importantes que inicialmente ilusionaron, inclusive, a buenos conocedores de los asuntos electorales. Pero pronto, de nuevo, cambios por aquí y por allá, volvieron a crear situaciones que hacen del nuestro un sistema muy criticable.

El tema de las consultas interpartidistas, realmente, deformó el proceso de elección presidencial. Favoreció a Iván Duque y a Gustavo Petro. Un mecanismo sin reglas que ha resultado determinante. Normas sobre doble militancia que hoy sorprende a sus propios autores. Y así de otros aspectos de nuestra vida política. Hemos contado con una Sección Electoral en el Consejo de Estado que ha venido mostrando eficiencia, en la cual acaba de cumplir su periodo la magistrada Rocío Araújo, quien jugó un papel crucial en el desempeño de esa entidad jurisdiccional.

Pero no ha ocurrido lo mismo con el Consejo Nacional Electoral, que no goza de prestigio y que se considera que no ha cumplido con funciones claves para el buen funcionamiento del sistema electoral. Por ejemplo, ha fallado enormemente en el tema de la financiación de campañas o en el relacionado con la multiplicidad de partidos políticos. Y lo propio ha ocurrido con la Registraduría, un organismo que debiera ser modelo institucional para así contar con la mayor confianza de la ciudadanía.

Son reflexiones muy pertinentes ahora cuando los Presidentes de tres Cortes van a designar al nuevo registrador. Ello debiera bastar para tranquilizar a la opinión pública. Pero el proceso, como en otros casos, no inspira confianza.

Es un tema que ha dado lugar a muchas recomendaciones que no han tenido repercusión. Por lo menos tres o cuatro variables requieren atención inmediata. Adoptar medidas que reduzcan la proliferación de partidos. Treinta y seis partidos, que en su mayoría ya no lo son, hacen muy complejo el funcionamiento del proceso político. El nivel de abstención debe disminuirse y no es un misterio lograrlo. La financiación de más de ciento veintisiete mil candidaturas le ha ofrecido un banquete al crimen organizado de todos los tipos y así el proceso de formulación de políticas públicas ha quedado capturado. Se sabe, se dice, pero hay una actitud de “enfermo, grave, silencio”. Y el Estatuto de Oposición no está bien concebido. Hay que desamarrar la ida de los partidos políticos que deben moverse en un ambiente de plena libertad. Se tienen demasiadas restricciones que ellos mismos se han impuesto.

Existe preocupación mundial por el tema de garantizar lo que se denomina la integridad electoral. Un tema central, quien lo creyera, hoy, en la democracia americana. La Comisión Global sobre Elecciones, Democracia y Seguridad ha presentado recomendaciones para mejorar la integridad electoral en el mundo, septiembre de 2012.

Desde el año 2000, dice el informe, “solamente en once países del mundo no se celebraron elecciones nacionales”. Y añade: “Las elecciones con integridad revisten gran importancia para los valores que más apreciamos, los derechos humanos y los principios democráticos”(…).

 

“Las elecciones celebradas con integridad son esenciales para empoderar a la mujer, combatir la corrupción, prestar servicios a los pobres …”.

*Exministro de Estado

 

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