Noticias de Santa Marta, el Magdalena, y el mundo!
La visita tradicional a los fieles difuntos
Santa Marta se destaca por ser una de las ciudades con más arraigo religioso en el país, y así lo demuestran las personas que profesan el catolicismo, y quienes se disponen a visitar en los camposantos a los fieles difuntos, quienes ya gozan de la presencia de Dios.
Desde muy temprano son abiertas las puertas de los parques cementerios, para que las personas cumplan con este día de recogimiento y fe, y de paso les llevan flores y encienden velas y cirios ante las tumbas de sus seres queridos como es la tradición.
El 2 de noviembre es un día especial para rezar por los difuntos, para recordar a quienes nos dejaron, para visitar el cementerio y poner algunas flores y, sobre todo, para encomendar a los familiares muertos a la misericordia divina del Señor.
También es un día para pedir por las almas del purgatorio, por aquellos hermanos nuestros que esperan la entrada al cielo, al que no podemos llegar sin una completa purificación de las propias faltas.
Desde los primeros tiempos, la Iglesia Católica ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, para que, una vez purificados, puedan llegar a la visión beatífica de Dios.
La Iglesia también recomienda las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia en favor de los fieles difuntos.
El Papa Francisco nos invita a orar por nuestros hermanos fallecidos. El Vaticano recuerda a la comunidad de los creyentes ofrecer el sacrificio eucarístico y otras oraciones de sufragio por aquellos a quienes la muerte ha llamado a pasar del tiempo a la eternidad.
Rezar por los fieles difuntos es una obra buena, que presupone la fe en la Resurrección de los muertos, según lo que nos han revelado las sagradas Escrituras y, de modo pleno, el Evangelio.
Con base en lo anterior, se recomienda hacer la siguiente oración: “Queridos hermanos, unamos nuestra oración común y elevémosla al Padre de toda bondad y misericordia para que, por intercesión de María Santísima, el encuentro con el fuego de su amor purifique pronto a nuestros fieles difuntos de toda imperfección y los transforme para alabanza de toda su gloria.
Sí rezamos con el corazón por quienes esperan el encuentro completo con el Señor. Es un gesto de caridad hacia ellos y de confianza en Dios, que nos salva a través del sacrificio de Jesucristo que celebramos en cada misa, y que une nuestras oraciones a la misma entrega que el Hijo realiza, para nuestra salvación.