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‘El Negro’ tenía cinco anotaciones judiciales
EN LA YE DE CIÉNAGAREVELÓ LA POLICÍA
Cesar Agustín Jiménez Mejía, de 42 años de edad, apodado ‘El Negro’, fue ultimado a bala en la tarde del viernes pasado en jurisdicción de Gaira.
La víctima en el año 2016 fue capturado por el homicidio de un hombre en el municipio de El Difícil, Magdalena.
El Cuerpo Técnico de Investigación Criminal – CTI de la Fiscalía General de la Nación en un trabajo articulado con la Seccional de Investigación Criminal – Sijín de la Policía Metropolitana de Santa Marta, está llevando a cabo las pesquisas para establecer las circunstancias de tiempo, modo y lugar del atentado a bala en el que perdió la vida Cesar Agustín Jiménez Mejía, de 42 años de edad, a quien apodaban ‘El Negro’.
De acuerdo con lo informado por las autoridades, durante las labores de campo han analizado grabaciones de cámaras de seguridad, con el fin de individualizar y capturar a los responsables; así mismo han recopilado testimonios y en el mismo proceso han entrevistado a familiares de la víctima.
“Estamos armando el ‘rompecabezas’ para esclarecer este hecho de sangre. La víctima tenía varias anotaciones judiciales por diferentes delitos. Preliminarmente, podemos decir que se trató de un ajuste de cuentas, teniendo en cuenta los antecedentes que presenta”, dijo una fuente judicial.
De ‘El Negro’ se supo que presentaba un amplio prontuario delictivo, le figuran anotaciones judiciales por los delitos de homicidio, concierto para delinquir, porte ilegal de armas y violencia intrafamiliar.
EL HOMICIDIO
Como se dio a conocer en la edición impresa pasada, el ataque con arma de fuego se perpetró en la carrera 4, en el sur de esta capital, diagonal al hotel La Guajira, jurisdicción de Gaira, momentos en que la víctima se movilizaba en una moto de placa EWY-73E.
Los investigadores judiciales dieron a conocer que ‘El Negro’ fue interceptado por dos individuos que se transportaban en un vehículo similar, cuyo parrillero, desenfundó un arma de fuego y sin mediar palabras le disparó en tres oportunidades en la cabeza.
El sicario una vez logró su cometido, el cómplice, quien hacía las veces de conductor, aceleró y se dieron a la huida con rumbo desconocido, dejando sobre el asfalto el cuerpo sin vida de la víctima boca abajo y con su rostro sumergido en un charco de sangre producto de los balazos que le propinaron.
Conocido el hecho de sangre, hasta el sitio llegaron uniformados de la unidad de vigilancia por cuadrantes de la Policía Metropolitana, personal que se encargó de acordonar la escena del crimen y seguidamente el comandante operativo desplegó un ‘plan candado’, que finalmente no dio resultados positivos.
