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Por:
RUBÉN DARÍO
CEBALLOS MENDOZA*
No entiende uno y no comprende la mayoría de la gente, cómo hay unidades territoriales con recursos para inversión social y no los traduzcan sus gobernantes en avances significativos para las mismas, además de ser notoria sobremanera, en los más de los casos, la baja capacidad de ejecución de su sector público y la desatención de las prioridades de las mismas y sin que les interese que valor agregado tengan ni que buenos ingresos fiscales corrientes por habitante, dejan de ejecutar sin más y de financiar obras con deuda pública pudiendo hacerlo, respetando desde luego los topes de la Ley 358/97, sobre todo cuando hay obras que necesarias son.
Muchos son entre nosotros los territorios donde la pobreza abunda y no son atendidos de manera prioritaria como correspondería; más por cuanto las necesidades van en aumento y no se evidencian estrategias coordinadas para atender sus principales problemas y en los que es palpable el rezago social que acusan; lo mismo que una serie de irregularidades que denotan a las claras falta de administración, como es la ocupación ilegal en las que se vive en condiciones infrahumanas, debiendo identificarlos, reubicarlos, y proteger dichas zonas, de suyo vulnerables, a fin que se eviten nuevas invasiones, lo que debe ser objeto de atención urgente, dadas las contingencias negativas a todo nivel que entraña.
Es la educación un sector que requiere de atención importante. Preocupa en alto grado el déficit existente en la infraestructura educativa, fortalecer en los educandos las pruebas saber, y no existen derroteros, lineamientos ni estrategias de choque para revertir tal situación, a todas luces negativa y como ciudad turística es muy bajo nuestro bilingüismo, sin rumbo desde lo público en cuanto a su mejoramiento, fomento e impulso. Requeridos estamos de mejorar nuestra calidad educativa.
La informalidad es entre nosotros, tema neurálgico, teniendo además una estructura económica pobre, un sector industrial que apenas se asoma, un capital humano poco calificado, lo que clama y reclama mayor inversión en programas de capacitación técnica y tecnológica, y establecer una gran coordinación sector público / privado, a efecto de canalizar la contratación laboral en la población más necesitada, debiéndose tener en cuenta los oficios, actividades, carreras y espacialidades que mayormente demandadas sean.
La salud es otra de nuestras cenicientas, con centros de salud sin recuperar y a punto de ser elefantes blancos, lo que requiere de un gigantesco esfuerzo, voluntad política y capacidad de ejecución para mejorar su accesibilidad al sistema, debiendo ampliarse la red de atención primaria para que aminorarse pueda al menos la mortalidad infantil y materna.
El ámbito público es otro tema a tratarse de manera importante, en lo que hay que velar por que no haya más un crecimiento desordenado que limita de hecho la disponibilidad de espacios para la dotación de equipamientos urbanos, generando lo cual dificultades de movilidad y mayores zonas verdes dedicadas al esparcimiento.
Importa que avancemos como territorios, procurar recursos para inversión pública, desde la eficiencia y la eficacia aumentar la capacidad técnica del sector público para diseñar y ejecutar proyectos en beneficio colectivo; esto es, volcar es capacidad institucional para el diseño y ejecución de los proyectos que necesitamos, con una visión de largo plazo desde luego y no quedarnos en el cortoplacismo de siempre. A ello hay que apostarle con la inmediatez que sea posible y necesaria. *Jurista.