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Desde hace algún tiempo hemos observado con gran preocupación la imperiosa necesidad de instituir de manera oficial en nuestro municipio la Cátedra, Ciénaga, cultura e historia. Las razones que justifican dicha ejecución son diversas, y se constituyen en el clamor de toda una comunidad educativa ansiosa de conocer a fondo sus raíces y patrimonios culturales, entendidos éstos como el conjunto de bienes arquitectónicos y valores diversos que representan e identifican a una región determinada. Lo más lamentable de esta propuesta es el mismo desconocimiento que tiene la población al ignorar la inmensa riqueza cultural que posee; pero lo más triste es la misma desmotivación de muchos docentes a los cuales no les interesa o no se preocupan por enseñarles a sus alumnos aspectos culturales e históricos de la ciudad. Muchos no lo hacen porque ignoran los valores culturales de esta tierra: otros, porque les parece más interesante continuar hablándole a sus alumnos eternamente de América, Europa, Asia y África. ¿ Adónde va a dar entonces nuestro sentido de pertenencia?, ¿Acaso no resulta interesante hablarle a nuestros jóvenes estudiantes de la inmensa cantidad de valores representativos que han engrandecido esta tierra a nivel nacional e internacional en diferentes campos culturales, tales como artísticos , políticos, musicales, deportivos, literarios, etc.?
Todos los educadores que laboran en el municipio están en la obligación de documentarse en lo referente a la cultura e historia de Ciénaga, y con ello ubicar a sus alumnos dentro de un marco contextual autóctono, propicio y real para desarrollar un cambio de actitud y un sentido de valoración por todo aquello que representa a Ciénaga. Desde luego, no será tarea fácil cuando tradicionalmente se ha estado acostumbrado por años a repetir al pie de la letra programaciones curriculares y con ello, aún no nos hemos dado cuenta del inmenso caudal de pasión, emoción, interés y asombro que significa y se despierta en los jóvenes al hablarles de Ciénaga. Pero ¿cómo lo vamos a descubrir si nunca les hemos brindado ese placer de conocer la historia de su tierra? La inquietud nace a partir de la satisfacción que personalmente hemos experimentado al hablarle a los alumnos en las aulas de clases del tema Ciénaga. Es placentero observar como los alumnos se entusiasman en la medida en que nos vamos internando sobre algún aspecto cultural e histórico del municipio. En las diferentes charlas que hemos realizado, los estudiantes interrogan, se muestran ansiosos por conocer aspectos variados sobre el entorno cultural de Ciénaga en los que han sido participes hijos de esta tierra. Es motivador observar a los alumnos escuchar con gran atención cuando se les habla de temas como Buitrago, la Batalla de Ciénaga, la Leyenda del caimán cienaguero, la masacre de las bananeras, la casa del diablo, la plaza del Centenario, el templete, la iglesia de San Juan Bautista, el palacio municipal, la vieja estación del ferrocarril, los hermanos Torregroza, el maestro Caneva, el puerto de las Mercedes, es decir, la Ciénaga de ayer con su inmensa riqueza histórico-cultural, apasiona y despierta inquietud, apego y sentido de pertenencia por lo nuestro en los jóvenes estudiantes.
Todo lo anterior en razón de que ellos observan con asombro, como si fuese un milagro el que alguien por fin se haya atrevido a salirse del esquema tradicional y comience a hablarles de los valores culturales de la hermosa tierra cienaguera. En todo este recorrido de charlas sobre Ciénaga, hemos podido descubrir con una profunda tristeza, la poca o ninguna información que tienen los estudiantes sobre muchos aspectos culturales del municipio. Escuchar por ejemplo algunos interrogantes como: ¿Profe, quién construyó el templete?, Profe, ¿quién fue el maestro Caneva?, ¿cuáles fueron las causas que originaron la batalla de Ciénaga?, Profe, ¿qué sucedió en la vieja estación del ferrocarril?. Se constituyen en algunas de las numerosas preguntas que muchas veces irresponsablemente el mismo docente no está en capacidad de responder. Apartémonos un poco de los aspectos históricos de la Revolución Francesa y de la Primera Guerra Mundial y hablémosles a nuestros alumnos también de la batalla de Ciénaga, por ejemplo.
Desde luego que si podemos enseñar geografía e historia utilizando nuestro propio contexto cultural. Claro está que los estudiantes podrán desarrollar sus competencias en el amplio y variado entorno cultural que le ofrece el municipio. Únicamente hace falta que nos apropiemos de nuestro sentido de pertenencia; que rompamos con la fría indiferencia de motivarnos a investigar sobre todos aquellos aspectos culturales e históricos del municipio. El no saber apreciar lo nuestro no nos ha permitido tener una conciencia de lo que eso significa. Muchos docentes ignoran el potencial cultural que Ciénaga posee y el cual desde hace mucho tiempo debería haberse explotado. Ciénaga es patrimonio de todo y, por ende, deben valorarse sus aspectos culturales y difundirlos en todas las aulas de clases de las instituciones del municipio. Habernos acostumbrado tradicionalmente a enseñar lo mismo de siempre, con ello hemos dado cabida a un proceso de menosprecio de nuestros propios valores; por consiguiente, se hace necesario instituir en el pensum académico de nuestros colegios, la obligatoriedad de la Cátedra Ciénaga, cultura e historia, es decir, renovar la enseñanza de lo tradicional y darle mayor cabida y prioridad a lo local y con ello, estaremos fortaleciendo nuestra sociedad mediante la función de la escuela.
Queda abierta la inquietud y la sugerencia hacía nuestras autoridades gubernamentales y educativas del municipio, para que asuman un papel realmente protagónico en la conservación, difusión y construcción de nuestra inmensa riqueza cultural.
*Internacionalista