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La masacre en zona rural de Ciénaga: Juez envía a la cárcel a dos de los autores

La investigación ha determinado que el móvil del múltiple crimen fue por robar un cargamento de oro.

En menos de un mes, la Fiscalía General de la Nación, confirmó que un  juez de control de garantías impuso medida de aseguramiento privativa de la libertad en centro carcelario a dos hombres, que habrían participado en la masacre registrada en el sector de Tucurinca, área rural de Ciénaga (Magdalena), el pasado 3 de febrero, donde fueron asesinadas cuatro personas, entre ellos, un menor de 16 años edad.

Según las investigaciones, se trata de Juan Ramiro Ramírez Navas y Carlos Mario Romo Ditta, de 21 años, quienes quedaron heridos el día de los hechos. El primero, fue lesionado luego de forcejear con una de las víctimas; y el segundo, horas después del múltiple crimen cuando regresó al sitio de los hechos para tratar de llevarse una cantidad importante de oro que había extraído los cuatro trabajadores.

El informe de la Fiscalía indica que el pasado 3 de febrero, los hoy procesados, en compañía de otros hombres fuertemente armados, habrían llegado a la zona de extracción de oro con el fin de robar el material obtenido. Al parecer, ingresaron a una vivienda prefabricada, pusieron en estado de indefensión a los ocupantes, atándolos de manos y pies, y les dispararon hasta causarles la muerte. “La Fiscalía General de la Nación logró la judicialización de Juan Ramiro Ramírez Navas y Carlos Mario Romo Ditta, presuntos responsables del homicidio de cuatro personas, en el sector de Tucurinca, en Ciénaga, Magdalena. El crimen estaría relacionado con la intención de robar una importante cantidad importante de oro que había sido extraída en la zona y era almacenada en el inmueble”, dijo la Directora Seccional Magdalena, Myriam Rojas Parra.

Los señalados fueron imputados por una fiscal de la Delegada para la Seguridad Territorial, de los delitos de homicidio agravado; fabricación, tráfico, porte o tenencia de armas de fuego, accesorios, partes o municiones; fabricación, tráfico y porte de armas, municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos; y tentativa de hurto calificado y agravado.

Recordemos que la masacre fue perpetrada en la vereda La Tigra, ubicada aproximadamente a más de una hora del municipio de Ciénaga, en los límites con la Zona Bananera, en las estribaciones de la Sierra Nevada de Santa Marta. Allí descansaban las víctimas que en ese momento fueron sorprendidas por los hombres armados que revolcaron el ‘cambuche’, al parecer, buscando el oro que habían extraído de una mina ilegal, posteriormente cargaron las armas de fuego que portaban y a cada una les propinaron un balazo en la cabeza, no sin antes atarlos de manos y pies.

Aparentemente, dos de los trabajadores que aún permanecían despiertos recibieron a los presuntos delincuentes con disparos de arma de fuego tipo escopeta, en ese momento resultaron lesionados los dos mencionados. Pero los demás se las arreglaron para sorprenderlos y reducirlos; posteriormente los amarraron mientras dormían en las hamacas, los asesinaron y presuntamente se llevaron una suma importante de dinero, lo cual sigue en verificación.

En su momento el comando de la Policía Metropolitana de Santa Marta reportó a tres de ellas como Deiber Billares Tovar, de 40 años de edad, Héctor de Jesús Pérez Bohórquez, de 17 años de edad, y Eduar Vertel, de 29 años de edad, oriundos y residentes en el municipio de Aracataca. La cuarta víctima sigue sin ser identificada.

Por otro lado, en este mismo hecho de sangre, resultaron heridos los hoy procesados cuando se pensaba que hacían parte de las víctimas. Estos tuvieron que ser evacuados hasta la sala de urgencias del centro hospitalario más cercano del municipio de Fundación, Magdalena, donde permanecieron bajo estricta vigilancia policial mientras se recuperaban y posteriormente presentados ante un juez de la república que los notificó con medida intramural.

El coronel, Erwin Andrés Cano, comandante del Batallón de Alta Montaña N 6, dijo en su momento que el caso se trataba de un hurto, y desvirtuó un posible enfrentamiento entre grupos armados. “Todo, al parecer, se trata de un hurto, pero lo que sí podemos confirmar es que no hace parte de una confrontación armada por parte de grupos como el AGC Clan del Golfo o GDO los Pachencas”, acotó el oficial.

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