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Indignación: gobierno de Afganistán ordenó a ONG no trabajar con mujeres

Una ola de críticas despertó la orden que dio este sábado del gobierno de Afganistán a las ONG para que dejaran de contratar mujeres bajo la amenaza de perder su autorización para poder trabajar en el país. Los talibanes argumentaron que hay muchas quejas sobre que las mujeres empleadas en estas organizaciones no respetan el uso del velo islámico.

Tras conocerse la noticia, que generó indignación, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, afirmó este sábado que la decisión de los talibanes podría interrumpir la entrega de ayuda humanitaria y sería “devastadora para el pueblo afgano”.

Blinken se dijo “profundamente preocupado de que la prohibición de los talibanes para que las mujeres entreguen ayuda humanitaria en Afganistán interrumpa la asistencia vital para millones” de personas. “Esta decisión podría ser devastadora para el pueblo afgano”, tuiteó.

Entre tanto, tres oenegés extranjeras anunciaron este domingo que suspendían sus actividades en Afganistán después de la prohibición de los talibanes, a la espera de mayores claridades.

“Mientras nos dan más aclaraciones sobre este anuncio, suspendemos nuestros programas y exigimos que hombres y mujeres puedan continuar” en igualdad de condiciones “con nuestra ayuda para salvar vidas en Afganistán”, afirmaron en un comunicado Save the Children, el Consejo Noruego para los Refugiados y Care Internacional.

Este mismo domingo, decenas de oenegés y altos cargos de la ONU que operan en Afganistán se reunieron para abordar los pasos a seguir después de que los talibanes les ordenaran dejar de trabajar con mujeres, aunque no se sabe si la directriz incluye también a sus empleadas extranjeras.

La directriz la anunció el Ministerio de Economía de Afganistán, país en el que las mujeres están obligadas a cubrirse el rostro y el cuerpo entero.

“Si (las autoridades talibanas) no están en condiciones de revocar esta decisión y de encontrar una solución a este problema, será muy difícil continuar y proporcionar ayuda humanitaria de manera independiente y justa, porque la participación de las mujeres es muy importante”, declaró a la AFP el coordinador humanitario de la ONU para Afganistán, Ramiz Alakbarov.

Impacto “devastador”

“No queremos suspender la ayuda de inmediato, puesto que perjudicaría al pueblo afgano”, señaló Alakbarov, quien subrayó un impacto “devastador” en la ya deteriorada economía del país. “Vamos a hablar de esta cuestión con las autoridades. Insistiremos en que esto cambie”, reiteró.

Según la ONU y las agencias de cooperación, más de la mitad de los 38 millones de habitantes del país necesitarán ayuda humanitaria durante el duro invierno.

Decenas de organizaciones trabajan en regiones remotas de Afganistán y muchas veces emplean a mujeres, y varias de ellas advirtieron que esta prohibición obstaculizaría sus labores. “La prohibición tendrá un impacto en todos los aspectos del trabajo humanitario, puesto que las mujeres empleadas tienen puestos clave en proyectos enfocados a la población femenina vulnerable del país”, declaró este domingo a la AFP un alto cargo de una oenegé extranjera.

En los últimos meses, los talibanes, que regresaron al poder en agosto de 2021, han estrechado el cerco sobre las mujeres. Hace menos de una semana fueron vetadas de las universidades del país por “no respetar” el código de vestimenta. Y desde marzo, tampoco pueden acudir a las escuelas secundarias.

Las mujeres también están excluidas de numerosos empleos públicos y no pueden viajar sin la compañía de un pariente varón. Los talibanes les prohibieron igualmente acceder a parques, jardines, gimnasios y baños públicos.

“Un infierno para las mujeres”

“Este último retroceso flagrante de los derechos de las niñas y las mujeres tendrá consecuencias de gran alcance para la prestación de servicios de salud, nutrición y educación a los niños”, tuiteó el domingo el director regional de Unicef, George Laryea-Adjei.

Una mujer afgana, de 27 años, contó bajo condición de anonimato, que tenía que empezar a trabajar el domingo en una oenegé internacional. Pero sus “sueños” se esfumaron por culpa de esta nueva prohibición.

“El arduo trabajo que he realizado en los últimos años en el campo de la educación se ha hecho añicos”, declaró a la AFP. “Pero somos lo bastante valientes para no aceptar prohibiciones y luchar por nuestros derechos”, añadió.

Para Shabana, de 24 años, empleada de una oenegé en Kabul, la situación también dio un vuelco. “Somos quince en mi familia y soy el único apoyo, si pierdo mi empleo, mi familia morirá de hambre”, dijo. “Mientras ustedes celebran la llegada del año nuevo, Afganistán se ha vuelto un infierno para las mujeres”.

 

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