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Al llegar diciembre de cada año, no podemos dejar de hacer un resumen de lo que sucedió durante el año que ya se acaba, en ese sentido es bueno mencionar que este año fue la terminación de la época critica de la pandemia producida por el Covid-19, sin que esto quiera decir que la posibilidad de contagio haya desaparecido por completo, pues todavía el virus está entre nosotros, contagiando sin los resultados fatales de antes, gracias a las vacunas que el gobierno anterior adquirió y colocó a todo aquel que se quiso vacunar.
El gobierno Duque se acabó, con altos y bajos en su gestión, que seguramente podrán ser analizado por expertos en la materia y llegó el doctor Gustavo Petro a la Presidencia, elegido por una mayoría simple de colombianos que creyeron en sus promesas.
La llegada del doctor Petro al primer cargo de la Nación, demuestra que en Colombia si hay democracia, que todas las personas que quieran se preparen y participen de esta, pueden llegar a ser mandatarios nacionales, departamentales o municipales, así y aún subsistan incrédulo que siguen atacando nuestro sistema.
Con la elección de un exguerrillero del M19 como primer mandatario de Colombia, se demuestra que el proceso de reinserción de este grupo a la sociedad colombiana y su sometimiento a las leyes del Estado ha sido exitoso, sin necesidad de darles gabelas ni curules gratis, ni negociar normas constitucionales y legales, ni crear una corte a su medida que les imponga condenas irrisorias y sin desconocer el mandato del pueblo en una consulta en las urnas, que dijo no a lo pactado con las Farc.
Los miembros del M19 que firmaron la paz, crearon un partido político y se convirtieron muchos de ellos en políticos activos y participaron en procesos electores de tú a tú con los otros partidos, llegando al Senado o la Cámara de Representantes y algunos fueron gobernadores o alcaldes, hasta alcanzar Petro la Presidencia de la República.
Visto así, este fue un proceso democrático bonito y alentador para los colombianos. Ahora debemos esperar cuáles serán los resultados del mandato de un exmiembro de la guerrilla en el poder.
Soy optimista por naturaleza, no voté por Petro, pero tengo la esperanza que haga un buen gobierno por el bienestar de los colombianos, a pesar de que su comienzo, en mi sentir, no presagia buenos resultados.
Presentó una reforma tributaria, igual a la que criticó y la que aprovechó como herramienta política para crear caos y confusión en el país, con una mayoría en el Congreso hecha con mermelada y con partidos políticos que no tiene ninguna afinidad con su ideario político, consiguió consolidar unas mayorías que le ha permito la aprobación de algunos proyectos de ley que ha presentado.
Conformó un gabinete ministerial con algunos partidarios y partidarias suyos, sin la experiencia necesaria para desempeñar las funciones que implica liderar las políticas públicas de los diferentes sectores del país.
Sus propuestas en el sector energético han generado incertidumbre y desazón en nuestra economía y en la inversión extranjera.
Parece que el señor Presidente todavía se siente candidato y no mandatario, habla y sigue proponiendo programas, pero no presenta fórmulas para concretar sus propuestas, tales como la compra de 500 mil hectáreas de tierras a veinte millones de pesos por hectáreas, sin decir de dónde sacará los diez billones de pesos que esto costaría, sin incluir los créditos para los cultivadores a los que se les adjudiquen las tierras y sin contabilizar el valor de las vida terciarias necesarias para que los adjudicatarios de estas tierras puedan sacar a los mercado la producción.
Habla el señor Presidente que hay que aumentar el gasto del Estado, pero a la vez ataca a los medios de producción, entre estos la exploración y explotación del petróleo y carbón y los castiga con más impuestos, como si estos contaran con recurso inagotables, si tener presente que si no hay producción, no habrá quien pague impuestos y el Estado terminará quebrado como nuestro vecino, porque no todo puede ser subsidio, porque sin inversión no hay generación de empleo y sin este, es imposible que el pueblo logre sufragar sus necesidades básicas y más aún con una inflación galopante de más del 13% como la que será la de este año.
El Presidente Petro, tiene que entender, que salió electo para administrar el patrimonio de los colombianos, buscando cumplir con la finalidad que le impone el artículo dos de la Constitución política y que su elección no fue para que trate de implantar ideas obsoletas que han llevado a otras naciones a que sus pueblos padezcan hambre, no tengan salud, ni bienestar alguno y hayan tenido que salir de su país en busca de un mejor futuro para sus hijos y nietos.
El 2023, se presagia como un año difícil, con alta inflación, lo que disminuirá el poder adquisitivo de todos, si el gobierno no se prepara para atacar este flagelo y garantiza la producción del agro y el suministro de bienes y servicio a precios razonables y si no controla el alza desmesurada de los servicios públicos domiciliarios y le quita la prestación y aseguramiento de la salud a todos los colombianos, seguramente no será un año agradable ni para el gobierno ni para ninguno de nosotros.
Todos queremos la paz, pero eso de la paz total, se le puede convertir al gobierno en una papa caliente, si no la explica bien y la aplica mejor, pues la ideas que se han sembrado al respecto, dejan ver que todo aquel que haya transgredido la ley, podrá tener acceso a ella y esto llevaría al caos social, judicial e institucional a Colombia.
Todavía hay esperanzas, porque esta es la última que se pierde, ojalá el señor Presidente escuche las voces autorizadas en las diferentes materias de la administración pública y se rodee de personas con conocimiento y experiencia en cada uno de los sectores que manejan los diferentes ministerios que componen el gobierno.