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Las extranjeras prefieren a Minca para partos naturales

La capital ecológica de Colombia es ahora también el lugar escogido por mujeres gestantes para dar a luz, esto por todo el ambiente natural que las rodea y la conexión con el origen de la vida.  

Los partos naturales en casa con asistencia de una partera, han tenido un innegable auge en Minca, las extranjeras y mujeres colombianas residentes en otros países visitan este corregimiento para dar a luz. Y es que no se trasladan movidas por una moda, sino por todo los que significa la naturaleza, el ecosistema, los animales, y la conexión ancestral que ofrece la ‘capital ecológica’ del país.

Carolina Zuluaga, es partera contemporánea, y desde hace varios años ha venido acompañando a mujeres desde la semana cuatro de gestación hasta el día cuarenta después del procedimiento, y asegura que se debe entender esta modalidad como una opción adicional, pues, además de las clínicas y los hospitales, los hogares también son seguros para recibir a un bebé.

“Minca se presta mucho para volvernos a conectar con el origen, y el parto es algo natural que la historia ha convertido en un acontecimiento meramente médico. Son más las mujeres de otros lugares del mundo que optan por esta alternativa, porque desde las dinámicas de sus países tiene mayor información, incluso en otras latitudes esto ya es cubierto por el sistema de salud, en Colombia esta es una información a la que nadie tiene acceso porque aquí sólo se nos ofrece el parto hospitalario”, explicó Zuluaga.

La partera asume que el principal mito en torno a estos alumbramientos es la supuesta inseguridad y peligrosidad que lo rodea, y asegura que tienen su génesis en no conocer la naturaleza del nacimiento humano. En las citas previas les insiste a las pacientes que se preparen y se vuelvan expertas en la fisiología del parto.

“Conocemos que el parto en casa resulta un hábitat seguro, idóneo, favorece la confianza, la seguridad, lo que hace que se aleje de complicaciones. Es diferente, divertido… Tiene sonidos para guiar a la partera para evitar los tactos vaginales, la persona pueda pedir comida y bebida, no necesariamente cerrar esa vía oral como se hacen en otros contextos… Dentro de cada parto hay muchos recursos, por ejemplo, una piscina, una ducha con agua caliente, una silla, una tela colgada para apoyarse en ciertas posturas, se usan los recursos propios de cada lugar”, resalta Carolina.

Y agrega que “la partería que trabajo tiene como objetivo brindarle opciones a las mujeres con abundante información, y se eduquen en recordar que tenemos un cuerpo, una mente perfecta para dar a luz una cría humana. Este es un acompañamiento integral que puede tardar hasta dos años, incluyendo la etapa prenatal”.

TESTIMONIO DE UN ACOMPAÑAMIENTO  

Carolina Caballero es psicóloga, bailarina e instructora de Yoga, tiene 40 años y por su cosmovisión ha elegido esta forma de parir. Indica que no se trata de ignorar a la medicina y sus avances, sino de incluir otra manera igualmente segura.

“Los planes educativos han sido muy holístico y han buscado que el parto sea lo más seguro posible. Revisamos la nutrición, los estilos de vida, lo que puede pasar y a lo que me tengo que enfrentar y cómo atravesarlo. Ha sido un antes, un durante y un después, porque también me acompañarán hasta que después que nazca el bebé para supervisar todo el tema de la lactancia, y uno como primíparos necesitamos todas estas ayudas. La experiencia de Caro y su equipo da seguridad y confianza”, expresó la paciente.

De otro lado argumentó que, “recomendaría esta forma de nacer, porque es importante que tengamos otra visión de lo que es traer vida al mundo y lo que es apoderarse de sus propios procesos. Estamos acostumbrados a que si algo nos duele creemos que el único que sabe es el doctor, cuando en realidad hay mucha sabiduría entre nosotras mismas. Es recordar que tenemos ese poder entre nosotras”.

Cada vez más son las mujeres que frecuentan el consultorio de Carolina Zuluaga en Minca para asesorarse del parto casero, una modalidad que por años fue común en estas tierras pero que la industrialización, las mismas coyunturas patológicas en neonatos y madres, lo fueron desplazando.

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