HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Juventud, divino tesoro antes, ninis hoy

Como el Estado ha sometido a un considerable porcentaje de los jóvenes colombianos a una total marginalización en el goce de sus derechos  -ni estudian ni trabajan-  en respuesta a esta dramática situación, muchos de ellos devuelven a la sociedad, quizás a manera de bumerán,  su participación en los más graves problemas que ella enfrenta: el ocio juvenil, la drogadicción, la violencia, la criminalidad, la explotación sexual, la guerrilla, que constituyen a su vez, los componentes que más gravitan en los complejos problemas de inseguridad con los que hoy convivimos.  Esta afirmación pasó de tener un conector consecuencial, a una verdad irrefutable.  Algunos jóvenes entre 14 y 29 años consumen drogas, roban, atracan, matan, asaltan, seguramente porque el Estado no les atiende y vigila, no se les ha ofrecido la oportunidad de educarse, porque los gobiernos no insisten en brindarles una educación básica y profesional, de integrarlos laboralmente a la colectividad que los congrega.  Por el contrario, bastantes son estigmatizados y falsamente perseguidos, sin recibir su primera oportunidad de formarse integralmente como seres humanos.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico-OCDE, un organismo intergubernamental con sede en París, cuyo objeto principal es promover el bienestar económico y el empleo de los pueblos del mundo y del que Colombia es miembro desde el 2.020, la población joven en el país es de 12.703.390, que equivale al 24.9% de nuestra población total. De ellos, el 27.7%, es decir cerca de 3.2 millones de jóvenes   ni están matriculados en un plantel de educación formal, ni se encuentran ocupados en el mercado de trabajo, conformando la población ninis del país, de los cuales un 67% son mujeres.  Estas cifras coinciden con las del Fondo de Poblaciones de la Organización de Naciones Unidas, que ha señalado que Colombia ocupa el segundo lugar en el mundo, en el grupo de jóvenes que ni trabajan ni estudian. La mayor parte de los ninis en Colombia, se encuentran en ciudades como Valledupar, Santa Marta y Riohacha.

La preocupante cifra de más de tres millones de colombianos entre 14 y 29 años sin educación y sin trabajo, nos pone a pensar seriamente en las muchas dificultades que afrontará el futuro de buena parte de nuestra juventud:  sin proyectos de vida loables, sin metas a corto o largo plazo, sin formación académica, sin perspectivas de inclusión en el mercado formal de trabajo.  Paradójicamente, desde 1.991 la Constitución Política les reconoció a los jóvenes los derechos fundamentales a la protección y a la formación integral. Y encargó al Estado la garantía de “participación activa de los jóvenes en los organismos públicos y privados que tengan a cargo la protección, educación y progreso de la juventud”.  En 1.997 se expidió la primera Ley de la Juventud. Desde 2.013 se han promulgado leyes estatutarias de la juventud y finalmente el Estatuto de la Ciudadanía Juvenil contenido en la Ley 1885 de 2.018. Disposiciones todas con un alto contenido literario, con frases bonitas, con fuerte dimensión política, pero sin la fuerza de aplicación necesarias para integrar a los jóvenes a las actividades públicas y privadas que la sociedad les ofrezca.

Los Consejos de la Juventud, creados por la Ley para la participación de los jóvenes en la gestión pública en todos sus niveles, son organismos inoperantes, sin poderes decisorios, que, en donde funcionan, apenas cumplen labores de veeduría y fiscalización en los programas que la cosa pública les presenta, sin remuneración alguna.  Se exige que la Ley les dé a los jóvenes una participación real y efectiva en los profundos problemas y necesidades que les interesan, no sólo en lo político como ahora se ejerce, sino en los aspectos sociales, culturales, artísticos, económicos, deportivos, laborales.  En el próximo Plan Nacional de Desarrollo y en las actividades futuras del Congreso de la República, deberá llenarse esta preocupación de la sociedad, en obedecimiento al mandato constitucional de una participación plena y efectiva de los jóvenes en los organismos oficiales y en las decisiones que le interesa a este grupo etario, en la idea de que la juventud forme parte de los designios presentes y  futuros de la patria.

*Abogado laboralista*Profesor universitario*Escritor 

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