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Coincidieron esa semana dos nuevos llamados para denunciar el fracaso de la guerra mundial contra las drogas y exigir que Colombia y el mundo adopten una nueva política antidrogas: el del presidente Petro en diversos foros en Francia, y el de la Comisión Global de Política de Drogas. Son distintos a muchos de los llamados anteriores.
La Comisión Global es un grupo de 32 líderes mundiales, incluyendo 15 expresidentes de países tan diversos como Suiza, Polonia, Suráfrica, Nueva Zelanda, Brasil, México Chile y, por supuesto Colombia, que desde el 2011 vienen estudiando el problema del narcotráfico y proponiendo cambios en la política para luchar contra ese flagelo.
Desde una posición inicial cautelosa en la que señalaban que el tema de la drogas debía tratarse más como un problema de salud pública y no de policía, sus más recientes posiciones proponen directamente la legalización y regulación de todas las drogas llamadas ilícitas derivadas de los cultivos de marihuana, hoja de coca y amapola.
Coincide con esta propuesta la posición del presidente Petro, pero con el hecho significativo de ser el primer presidente de Colombia que la plantea estando en ejercicio y que, como tal, convoca una conferencia internacional para lograr un consenso de todos los países involucrados que permita poner fin al prohibicionismo.
Coinciden también las dos propuestas en el señalamiento del estruendoso fracaso del enfoque represivo, no solo porque ha sido incapaz de frenar el aumento de los cultivos de marihuana y coca en Colombia, sino por la estela de violencia, muertes y corrupción que ha dejado en Colombia, mientras que en Estados Unidos no solo se queda la mayor parte de las utilidades del tráfico, sino que se ha convertido en el primer productor de marihuana en el mundo.
El subtítulo del reporte de la Comisión Global sobre la política de dogas en Colombia es: “El camino a una regulación justa”, y parte de una premisa elemental: para poder regular la droga es necesario que esté legalizada, puesto que no se puede pedir que el Estado regule y dicte normas sobre el comercio de un producto que es ilegal.
Un aspecto importante de las propuestas de despenalización y legalización de la droga que hace la Comisión Global es que van más allá del campo puramente penal y plantean que “Colombia debe adoptar un enfoque integral sobre las políticas de drogas que se base en los derechos humanos”, priorizando la reparación de los daños causados por largos años de prohibición, garantizando a los drogadictos el acceso a medicamentos como derecho a la salud y promoviendo la participación de los pueblos históricamente marginados.
De esta manera la nueva política debe ser un “medio para garantizar el disfrute de los derechos culturales, económicos y sociales, aumentar las oportunidades del campesinado y fortalecer el Estado de derecho en el país”, lo que debe redundar en un “mayor grado de seguridad pública y promover la confianza entre los ciudadanos y el Estado”, además de lograr la desmovilización y reinserción de todos los grupos armados que controlan y viven del negocio del narcotráfico, lo que permitirá avanzar en la búsqueda de la Paz Total.
No hay que hacerse ilusiones, pero es posible que el peso internacional de los proponentes y el liderazgo que puede asumir Colombia, pueda llevar a que esta vez se pueda lograr el fin de la prohibición.
*Economista