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Tradicionalmente Colombia ha manejado el sector eléctrico dando ventajas formidables a la energía hidráulica, porque tenemos grandes caídas de agua. Esto nos ha llevado a olvidar la importancia de una canasta energética balanceada con precios justos. El Caribe debe pagar un kilovatio hora mucho más costoso con el pretexto de mantener el sistema eléctrico. Es injusto.
El costo de energía es el resultado de seis variables: generación, transmisión, restricciones, pérdidas. Cada una recibe el peso que conviene. El resultado es una tarifa agobiante para la Región Caribe, con aumentos inaceptables que atentan contra nuestra competitividad.
El aumento de este año ha llegado a 41%, a pesar de tener los embalses en 80% que dan energía barata solo al interior del país. Se supone que las tarifas se ajustan con el IPP, índice de precios al productor, pero no funciona así.
La crítica de los alcaldes es justa. Han pedido anular las alzas de tarifas ocurridas desde el 3 de octubre, auspiciada por la Súper Servicios Públicos. El gobierno ha intervenido la Creg para controlar las alzas atípicas, que corresponden a la imposibilidad operativa de transporte eficiente de energía por limitaciones de la interconexión. Entonces, se le cargan al usuario final cobrándole las famosas restricciones, o sea, las pérdidas técnicas y los robos. Por eso, aumentaron sin explicación, en menos de un año, casi cuatro veces y la tarifa siete veces. El beneficio es para las empresas operadoras aunque esto no sea lo más eficiente. Al contrario, eluden la responsabilidad gerencial de disminuir las pérdidas porque las cobran. Por eso, se requiere revisar el esquema tarifario y evitar a toda costa que solo vía tarifas se financie la entrega al sector privado la responsabilidad de manejar la actividad eléctrica. El gobierno nacional, como rama pública, se quitó la carga y la molestia de esa responsabilidad que no pudo manejar. Se la entregó a los privados con toda clase de ventajas, entre ellas manejar el sistema tarifario a su propio beneficio y en contra de la competitividad del Caribe. Un régimen tarifario especial y costoso para otorgar las ventajas económicas que exigía el nuevo operador.
También le quitaron a los Departamentos del Caribe la propiedad de 35% de sus Electrificadoras que les daba un manejo que perdieron al perder la propiedad. En Transelca las entidades territoriales del Caribe tuvieron 35% y les permitía gerenciar el sector, también lo perdieron. Se satanizó el manejo público de las electrificadoras. Sin embargo, en la Región Caribe tenemos Gecelca, Tebsa, Urra, Transelca, Proelectrica y Termoflores, empresas que son manejadas con mucha eficiencia, aunque aisladas entre sí. Entonces, si es viable manejar desde el Caribe nuestras propias empresas.
Por eso, apoyamos la idea de formar la Gran Empresa Eléctrica de Caribe uniendo todas nuestras empresas como las tiene el interior. Que maneje el sector eléctrico de manera integral con alta competitividad, bajas tarifas y abundante energía eólica y solar fotovoltaica. Será nuestra propia organización gerencial con avanzadas tecnologías y capacidad de inversión. La Región Caribe requiere la mayor competitividad de su actividad económica sin soportar las tarifas más altas y el peor servicio. Necesitamos un sistema con el menor número de horas de interrupción, qué es motivo de inconformidad y genera pobreza. Además, afecta nuestra competitividad cuando más necesitamos ser los mejores a nivel internacional. Por eso necesitamos la Empresa Eléctrica Regional.
*Exministro de Estado*Exgobernador