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La directora de la Misión de Observación Electoral, MOE, Alejandra Barrios dijo que se han recibido 213 reportes sobre presuntas anomalías
Una de las voces más autorizadas para hablar sobre los procesos electorales en Colombia es la directora de la Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios, quien resalta la importancia de que haya suficientes tribunales electorales.
“No sé si se logró instalar la campaña en el miedo, pero los ciudadanos sí están pidiendo una lucha contra la corrupción y transparencia en la política”, sostiene.
¿Cuáles son las alarmas que tiene la MOE para estas elecciones?
El pasado viernes, en la comisión de seguimiento electoral presentamos un informe en el que hicimos énfasis en cuatro puntos: uno, el que tiene que ver con el software de escrutinios, preocupación que trae la MOE desde las últimas votaciones, y lo que quedó de presente con el fallo del Consejo de Estado con las curules de Mira y la debilidad que tenemos de vigilancia y control. Lo segundo es la necesidad de la instalación de los tribunales electorales, que deben desplegarse en todo el territorio nacional y hasta ese día no había presencia en todas partes.
¿Y cuál es la función de esos tribunales?
Ayudan a enfrentar los delitos electorales. La MOE presentó un informe sobre los reportes que ha recibido en ‘Pilas con el Voto’ a lo largo de este año, donde nos han presentado un total de 213 informes ciudadanos sobre presuntas irregularidades electorales.
¿Cuál es la otra preocupación?
El tema de la financiación de las campañas políticas, hay una pequeña muestra de quiénes presentaron ya sus informes, pero también aún no se han girado los anticipos.
¿Por qué es tan importante el fallo del Consejo de Estado sobre el partido Mira?
Los partidos deben trabajar en auditar el software de la Registraduría, no se hace de forma juiciosa, se requiere de una capacidad técnica importante. Además, el Consejo de Estado dijo que no tenía la manera de hacer una autopsia de cómo fueron los escrutinios hace cuatro años, eso le hubiera permitido saber cuál fue el nivel de manipulación de los resultados. Recomendamos, por ejemplo, conocer los manuales de uso que haya elaborado el contratista del software, como también conocer los informes de auditoría internos.
¿Esos errores son tecnológicos o también humanos al momento del escrutinio?
Los software de escrutinio no son de una tecnología que pertenezca a la Registraduría sino que es contratada con empresas privadas y lo que hace es cerrar las posibilidades de conocer el código fuente. Llevamos dos elecciones pidiendo conocerlo y no ha sido posible. Lo segundo es ver cómo funciona esa transmisión de datos, cuál es el equipo humano que la realiza y sus responsabilidades. La Fiscalía y el Consejo de Estado no tuvieron posibilidad de saber quiénes eran las personas autorizadas para poder hacer el ingreso de información, retiro o corrección de la información, eso no estaba en los protocolos de procedimiento.
Y los tribunales electorales servirían en ese caso…
Los ojos y los oídos del CNE son esos tribunales en los departamentos que se seleccione, porque no hay recursos para todos. Tienen dos trabajos: uno, la verificación de la información que sobre publicidad presentan en Cuentas Claras, saber cómo se está moviendo y si se cumple con los límites. Lo segundo tiene que ver con la financiación, los tribunales tienen la capacidad de ir a las diferentes sedes de campaña y pedir los libros contables, verificar que la contabilidad se esté llevando bien y esa auditoría se la pasan al CNE. Por esos los tribunales deben cumplir una condición que es innegociable, que sus miembros sean completamente independientes.
¿Qué balance tienen con respecto a las denuncias de la ciudadanía sobre presuntas irregularidades?
Hemos recibido 213 reportes. Se hace referencia en particular a que en Bolívar recibimos información sobre inscripción irregular de cédulas; de Tolima nos está llegando información relacionada con posible participación de funcionarios públicos en política, mientras que en Bogotá una cosa que nos llama la atención es el tema de la empresa privada, que está induciendo a sus empleados a votar por determinados candidatos. Esta novedad es importante, porque los empleados están haciendo respetar su voto. Esto también se viene registrando en Nariño y el Eje Cafetero.
¿Es algún tipo de empresa en especial la que está presionando ese voto?
Nos aparecen algunas empresas que están relacionadas con el sector salud, esto es triste porque este es uno de los que más ha sido influenciado por el clientelismo y en parte eso lo tiene quebrado. Ya no estamos hablando solo de funcionarios públicos intentando que se vote por un candidato, sino que ahora las empresas privadas les dicen a los empleados que voten por determinado candidato.
¿Por qué dicen que esta campaña fue muy elitista?
Los partidos tienen derecho a pedir unos anticipos para financiar las campañas. Lo primero que señalamos es el procedimiento de entrega de los mismos; se están dando a última hora, por un requisito que es completamente difícil de cumplir: una póliza que las aseguradoras privadas consideran que no existe, y no se otorgan. Eso hace que solo aquellos candidatos que tienen los recursos propios son los que puedan participar en política. Más del 70 % de esos recursos son del candidato, su familia o los prestan con personas naturales, y luego no aparecen esos recibos de pago.
¿Esta campaña la marcó el temor a convertirnos en una nueva Venezuela y al llamado castrochavismo?
Esta campaña ha sido muy rara, se han puesto muchos temas sobre la mesa, como el castrochavismo, relacionado con todo el debate de la participación en política de las Farc. Pero hay otros temas y no sé si se logró instalar la campaña en el miedo, pero los ciudadanos sí están pidiendo una lucha contra la corrupción y transparencia en la política.
¿Podrá bajar el nivel de votación frente al de hace cuatro años?
En la MOE nos asiste una preocupación y es que puede haber una disminución de la participación, lo cual afecta muchísimo el voto de opinión. Si tamizamos los resultados electorales, vemos que a menor participación –porque la gente se encuentra desencantada– quien termina ganando es el clientelismo. El voto clientelista sí está ahí, ese sale a votar el día de las elecciones y ayuda a elegir senadores y representantes./Colprensa