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Trump y el presidente de China, Xi Jinping, mantuvieron una conversación telefónica para conversar sobre el espectacular anuncio de la reunión con el líder norcoreano, que podría ocurrir a fines de mayo.
Estados Unidos y China acordaron ayer mantener las presiones sobre Corea del Norte para que la cumbre entre Donald Trump y Kim Jong Un se realice mientras se dan pasos concretos hacia la desnuclearización de la península coreana.
Trump y el presidente de China, Xi Jinping, mantuvieron una conversación telefónica para conversar sobre el espectacular anuncio de la reunión con el líder norcoreano, que podría ocurrir a fines de mayo.
Según la Casa Blanca, en esa llamada «los dos líderes saludaron la perspectiva de un diálogo entre Estados Unidos y Corea del Norte, y se comprometieron a mantener la presión y las sanciones» hasta que el gobierno de Pyongyang avance hacia una desnuclearización «completa, verificable e irreversible».
Sin embargo, la propia Casa Blanca terminó enviando señales contradictorias.
La portavoz de la presidencia, Sarah Sanders, dijo este viernes que Corea del Norte ya había formulado promesas anteriormente, y sugirió que la realización de la reunión estaría condicionada a pasos previos por parte de Pyongyang.
«No vamos a hacer que la reunión se realice hasta que veamos acciones concretas que se complementen con la retórica de Corea del Norte», dijo Sanders.
La confusa declaración provocó momentos de duda en la Casa Blanca, donde funcionarios se encargaron de asegurar a la prensa que no había habido un cambio de postura del presidente.
Hasta el momento no ha habido reacciones oficiales por parte del gobierno de Corea del Norte.
Sin embargo, el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in, comentó que el anuncio de la reunión fue «como un milagro».
En la mañana de este viernes, el vicepresidente Mike Pence había emitido una nota oficial donde aseguró que la estrategia estadounidense de sanciones, amenazas y «presión máxima» abrieron la puerta a la oferta de Kim para dialogar.
De acuerdo con Pence, «los norcoreanos vienen a la mesa a pesar de que Estados Unidos no ha hecho ninguna concesión».
Por ello, añadió el funcionario, la «campaña de máxima presión continuará hasta que Corea del Norte tome medidas concretas, permanentes y verificables para poner fin a su programa nuclear».
Esta posición es compartida por uno de los principales aliados asiáticos de Washington, el gobierno de Japón, que también defendió que se mantenga la política de presión sobre Pyongyang.
En un mensaje por televisión, el primer ministro surcoreano Shinzo Abe dijo que apreciaba «enormemente» el cambio de retórica por parte de Corea del Norte con relación a una desnuclearización, pero mantuvo la cautela.
«No hay un cambio en la política para Japón y Estados Unidos», afirmó. «Vamos a seguir ejerciendo una presión máxima hasta que Corea del Norte tome acciones concretas hacia una desnuclearización de una forma que sea perfecta, verificable e irreversible», dijo.