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El Papa reivindica la práctica de la fe, que «no es cosa de viejos»

El Papa ha reivindicado la práctica de la fe, que «no es cosa de viejo» durante la audiencia general de este miércoles. «La práctica de la fe es considerada como una exterioridad inútil e incluso nociva, como un residuo anticuado, como una superstición enmascarada. En resumen, una cosa para ancianos», ha señalado al tiempo que ha avisado de que también hay «mucha» hipocresía clerical.

En este sentido, ha criticado la presión que esta «crítica indiscriminada» ejerce en las jóvenes generaciones, que en su opinión «es fuerte». Así, ha asegurado que esta connotación negativa que asume la fe en la sociedad a veces toma la forma de «ironía cultural» que incluye «una marginación oculta».

«El honor de la fe se encuentra periódicamente bajo la presión, también violenta, de la cultura de los dominadores, que trata de envilecerla tratándola como un hallazgo arqueológico, vieja superstición, terquedad anacrónica», ha asegurado el Pontífice.

Así, ha hecho un llamamiento a los ancianos, a los que considera custodios de la fe. «Nos corresponde precisamente a nosotros, los ancianos, devolver a la fe su honor. La práctica de la fe no es el símbolo de nuestra debilidad, sino más bien el signo de su fuerza –ha señalado–. Creer no es algo de ancianos».

Por otro lado, durante la catequesis, que ha leído sentado en un sillín habilitado en el palco de la plaza de San Pedro, el Pontífice ha enfatizado que la fe «nunca se puede reducir a un conjunto de normas» o de simples «prácticas sociales».

Para el Papa, considerar la fe como «una espiritualidad» y «no una práctica» proviene de una «antigua gnosis heterodoxa» y es todavía hoy «una insidia muy poderosa y muy seductora».

«La fidelidad y el honor de la fe, según esta herejía, no tienen nada que ver con los comportamientos de la vida, las instituciones de la comunidad, los símbolos del cuerpo», ha reflexionado. En este sentido, ha apuntado que el problema es que la «radicalización gnóstica» de esta verdad anula el realismo de la fe cristiana, que sin embargo debe pasar siempre a través de la «encarnación» y «vacía también su testimonio».

El Papa también ha encomendado a la Virgen la paz en Europa al saludar a los fieles polacos. «En Jasna Góra recordaron al beato cardenal Wyszynski, que les enseñó a confiar en María en los momentos más difíciles de su historia. Siguiendo su ejemplo, encomienden a la Virgen el destino de su patria y la paz en Europa», ha dicho.

Y, finalmente en el saludo a los fieles italianos, tras referirse, como es habitual a los ancianos, enfermos, jóvenes y recién casados, Francisco ha invitado, con motivo del comienzo del mes mariano, a venerar «a la Madre de Jesús con confianza filial. «Mírenla como maestra de oración y de vida espiritual», ha instado.

Además, antes de impartir su bendición a todos y del canto del Padrenuestro en latín, el Papa se ha disculpado por no poder pasar entre las filas de los presentes a causa del dolor en su rodilla, aunque ha precisado que «es circunstancial».

/Colprensa

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