HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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No hay polarización

En muchos países se habla de polarización, que la política se ha ido a los extremos. Inclusive en Estados Unidos donde aprendimos lecciones de moderación en el trato político. Según encuestas, un republicano no quisiera que su hija se casara con un demócrata. Lo mismo en otras formas de relaciones humanas.

Otro factor es la así llamada política identitaria, en la cual los grupos étnicos reclaman mayor vigencia. Fenómeno que, también, opera en muchos países.

En Colombia han preferido llamar polarización a lo que ha sido ruptura del consenso político respecto al acuerdo final de paz, especialmente en lo relativo a la JEP y la representación política de los exguerrilleros de las Farc.

La ruptura del consenso no ha sido significativa en esta etapa del proceso electoral. Y la polarización ha sido menguada, si existía, por el juego de las coaliciones, en las cuales han participado fuerzas políticas diversas. En cada una de ellas.

Cristianos en el Pacto Histórico, aunque, al final con precaria votación. Ateos en el Centro Esperanza al lado de izquierdistas como el senador Robledo. Y en la del Equipo por Colombia, el factor religioso se expresó en el Mira, y coexistieron con maquinarias políticas como la conservadora, la de Char, o la del partido de la U que le dio aval a Peñalosa, quien no logró las firmas necesarias. Y Federico Gutiérrez, en su primera candidatura presidencial, sin ese tipo de apoyos, resultó ganador. Él es el más nuevo en esta competencia.

Entonces, ¿dónde está la polarización? ¿En la presentación de dos modelos de sociedad, de economía, de régimen político? Frente a Petro es inescapable la contundente diferenciación. Ahora el expresidente Gaviria, como jefe de su colectividad, rechaza la retórica del Pacto Histórico. Le parece que hace inviable la conversación propia del acontecer político.

Son de la esencia de la vida política estas grandes diferencias de opinión. Por décadas las hubo entre liberales y conservadores. El Frente Nacional puso fin a eso que entonces denominábamos sectarismo partidista. ¿Damos por superado el sectarismo? ¡Como que existe de otra manera!

Desde hace buen tiempo andamos en búsqueda del otro. Petro tiene asegurada su condición de alternativa política. Nadie plantea una confrontación entre Fico y Fajardo en segunda vuelta. Ambos suponen la contienda con Petro. De ambos lados hay intento para ganar en primera vuelta. Se requiere obtener la mayoría de votos válidos. ¿La abstención propicia una victoria en primera vuelta? No olvidemos. Somos casi 39 millones de votantes. En las consultas la abstención sobrepasó el 60%. No fue así en las elecciones de Congreso.

¿La confrontación planteada por Fajardo contra Fico aumentaría la participación y así, dificultaría un triunfo de Petro en primera vuelta? ¿Y si, por el contrario, estimula la abstención de los seguidores eventuales de Fico y Fajardo, abren el camino de la victoria a Petro? Éste así lo entiende y deja que se destruyan entre ellos, que desanimen su electorado. Y el suyo, que da señales de disciplina, lucha por proyectarse como mayoría, así los votos totales sean escasos frente al potencial.

Existen dos eventos electorales para que la ciudadanía aprecie correctamente la dimensión de su decisión como votante. El 29 de mayo y el 19 de junio. Esta vez no estamos escogiendo entre dos propuestas de gobierno. Estamos decidiendo qué tipo de sociedad queremos.

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