HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

¡Mujeres en acción! 

Por 

ALBERTO  

LÓPEZ FAJARDO* 

El suceso electoral en las parlamentarias del pasado 13 de marzo, no ha sido el triunfo de los partidos o movimientos de izquierda sobre los de la derecha, sino el sostenido avance de la presencia de la mujer en las actividades legislativas en nuestro país. Ya éste significativo logro lo habían obtenido tanto en la rama ejecutiva como en el poder judicial, lo que les hace llamativo el merecido premio alcanzado en el mes internacional de la mujer.       Dentro de la gran incertidumbre que ha creado la información oficial de los resultados en las urnas, se ha conocido que de las 294 credenciales que se exponían en el debate, las mujeres alcanzaron 83, lo que significa que el 29%, casi la tercera parte de las curules del Senado y la Cámara de Representantes, serán ocupadas por mujeres: veintiocho congresistas más que en la legislatura anterior, que eran 55, lo que representa un esfuerzo y un reconocimiento notables a la presencia de la mujer en muchos ámbitos del desarrollo de nuestra sociedad.

Nada nuevo podría agregarse a lo que han significado para la mujer los más de cien años de lucha y cambios, desde cuando conceptos patriarcales la tenían como objeto de reproducción, alimentación y crianza en la familia, o cuando nuestra legislación civil tenía al hombre como supremo director del hogar y a la mujer se le asignaba la obligación de seguir al hombre al momento de conformarlo. Prejuicios sociales y discriminaciones, han cambiado sustancialmente desde entonces.  Contra ellos, movimientos de reivindicación de los derechos humanos de la mujer, plasmados en las revoluciones de Europa y América, han ido cerrando el cerco de la desigualdad de sexo, aunque los derechos políticos no fueron siempre reconocidos.    Al talento y la brillantez que mujeres precursoras de estas luchas lograron en la ciencia, en el gobierno, en el arte, en la poesía, en el cine, en la política, en la judicatura, en el deporte, se suman las conquistas políticas, como dignos fanales que han aclarado esta injustificada diferenciación.  La humanidad entera conoce estos modelos y ejemplos.

Es verdad que el siglo pasado fue el de la lucha contra la discriminación de la mujer.  En su segunda mitad, la Organización de Naciones Unidas aprobó el Pacto de Derechos Civiles y Políticos en Asamblea del 16 de diciembre de 1.966, y en su art. 26 prohibió “…cualquier discriminación por motivos de raza, color, sexo…o cualquier otra condición social”.  En Colombia, muchas son las instituciones jurídicas que han eliminado esta discriminación hasta la conquista del derecho a la igualdad real por motivos de sexo en la Carta Política de 1.991.   Pero no todo el trabajo al día de hoy está hecho.   A las aptitudes y competencias que muchas mujeres han tenido la oportunidad de lograr, todavía se oponen las dificultades y barreras que otras encuentran para el desarrollo de su vida social, especialmente en la educación y en el trabajo. Por eso, más de quince mil mujeres en su día internacional en Barcelona-España y más de cinco mil en Bogotá, protestaron por los derechos liberatorios de la mujer y por la no discriminación que ellas sufren especialmente en materia laboral.

Y a  pesar de los muchos progresos que la mujer ha obtenido en el campo laboral en temas salariales, de prestaciones sociales, jornada de trabajo, seguridad social, utilización del tiempo libre,  llamamos la atención de las mujeres congresistas, especialmente en cuanto a la situación que viven las vinculadas al mercado de trabajo en nuestro país, quienes sufren una contratación laboral inestable y precaria, relegadas a labores de baja o mediana importancia en restaurantes, hoteles, cafeterías, en el servicio doméstico, con horarios y jornadas excesivas y sin descanso apropiado,  en el trabajo informal y ambulante, con bajas o desiguales remuneraciones frente a sus compañeros hombres,  y sin ninguna posibilidad de ascenso o promoción, como consecuencia de esa injustificada discriminación.   Muchas sufren presiones indebidas por su estado civil o por su situación familiar, víctimas de acosos y persecuciones en el trabajo tanto en el sector privado como en el sector público.    La justicia laboral, tanto la ordinaria como la administrativa, está repleta de casos de desigualdad por el sexo, y puede ser una buena fuente para las futuras leyes que borren esta odiosa discriminación en Colombia.

*Abogado * Especialista en Derecho del Trabajo. *Escritor.

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