Noticias de Santa Marta, el Magdalena, y el mundo!
De manera franca hay que decirlo, merecemos mejor suerte. Acercarnos decididamente al éxito. Ser definitivamente optimistas sobre el porvenir. Soportarnos en él. Entendernos y no permitirnos insignificancias, conflictos, ni desvanecernos en la indiferencia. Avanzar sólidamente como sociedad en referencia a procesos de cambio, restauración, reconstrucción y transformación, que modifican las mentalidades.
Hora es ya de reflexionar a fondo sobre lo que muchos califican como la decadencia de Santa Marta y el Magdalena como pueblos, fundamentados en que los últimos pasos que como entes territoriales se vienen dando son tan erráticos que nadie sabe a qué atenerse, lo que da la impresión, y así se percibe por muchos, de no poder nuestros mandatarios superar los problemas que acarreamos, lo que no es justo bajo punto de vista alguno, ya que merecemos un papel acorde con nuestra historia y talento, y con lo mucho que tienen para aportar cantidades de distinguidos magdalenenses que no son tomados en cuenta ni por casualidad.
Razón por la que duela real y verdaderamente que no haya entre nosotros oportunidades para todos y a la medida de todos. Muchas cosas faltan, entre ellas la esperanza. Muchos no ven el momento de terminar carrera y migrar. Otros no ven salida alguna, ni un seguro porvenir; de ahí los brotes de violencia -injustificados a mi parecer-, que se están dando entre nuestros jóvenes, independientemente que digan estar amargados, hartos de todo, de todos y sostener que la sociedad los ha hecho precoces en muchos aspectos y privado de un buen porvenir. Sólo les queda, dicen algunos, una juventud que desperdician drogándose, bebiendo, apostando, quemando bienes públicos y privados o ultrajando a la policía.
Nos hallamos en medio de una tormenta que no se desvanece y amenaza con permanecer. Hay indolencia, violencia, injusticias. No hay paz. Somos olvidadizos, no tenemos memoria. Violencia y terrorismo vividos no merecen perdón ni olvido. Importa que procuremos un cambio social, intentar ver nuestra cambiante realidad social, visibilizarla e ir tras un real cambio en esa dirección. Entender que muchos son las amenazas y los problemas. Definirnos. Combatir a fondo inequidad, desigualdad, demagogia, populismo y autoritarismo. Recuperar la confianza institucional. Evitar irnos al abismo. No podemos permanecer indiferentes, refugiarnos en nimiedades y estar al tanto y activos en los grandes debates de la sociedad en contexto de participación democrática.
Tenemos que ir más allá de la indignación, posibilitar cambios. Construir entre todos legítimas respuestas a nuestros más importantes y urgentes problemas. Combatir las mentiras convenientes, las ideologías engañosas y las peroratas de odio. Ir tras el conocimiento. Acatar la opinión de los expertos. Estar atentos a los hechos del mundo. Importarnos ideas, innovación, creación, ciencia y tecnología. Debatir sobre verdades para enfrentar así los grandes problemas de acción colectiva. Ser autocríticos como sociedad para mirarnos, vernos, observarnos y reconocernos en la verdad de nuestras propias falencias. Tareas muchas hay que hacer y toca hacerlas bien y mejor. saramara7@gmail.com