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Asumir, en plena pandemia, el proyecto eléctrico más retador de Colombia no fue fácil. Heredamos una infraestructura con un rezago en inversión de décadas, lo que situaba a la región con un servicio de energía que “no se da siquiera en los países de menor ingreso en África”, en palabras del Contralor General; además de un mercado en el cual de cien kilovatios que compramos, solo nos pagan cuarenta y cinco. No obstante, un año después, podemos decir que las mejoras en calidad, derivadas de las inversiones, son evidentes.
Uno de los mayores retos que afrontó Air-e desde la entrada en operación fue la pésima calidad del servicio. Inicialmente, encontramos que, de las 68 líneas de alta tensión existentes, 33 operaban al 100% o más de su capacidad nominal; de los 112 transformadores de potencia que nos entregaron, 71 se hallaban también al 100% o más de su capacidad nominal; y de 255 circuitos de media tensión que había, 150 estaban sobrecargados.
¿Esto qué quiere decir? Que si una empresa deseaba conectarse a la red no podía hacerlo, lo cual afectaba la competitividad de la región, adicionalmente los circuitos se disparaban continuamente y ocasionaban las interrupciones que tanto percibían los usuarios.
Air-e incrementó el número de cuadrillas y vehículos enfocados en la mejora de la calidad del servicio, al pasar de 161 a 234. No es casualidad que constantemente se vea el equipo operativo de Air-e en la calle.
Estas acciones han generado importantes resultados en escasos quince meses. Por ejemplo, a la fecha, la empresa ha inaugurado, al servicio de sus clientes, treinta y dos obras y existen ciento cincuenta en ejecución. Esto ha implicado una inversión de más de cuatrocientos mil millones de pesos.
Frente a la duración de las interrupciones en horas o Saidi, la empresa asumió el 1 de octubre de 2020 un indicador de 115,4 horas promedio, pero con las acciones adelantadas pasamos a 68,7 horas promedio al cierre de 2021, lo que significa una mejora del 40%.
En cuanto al Saifi, es decir, el número de veces que se presentan interrupciones, se recibió el indicador en 92,7 veces promedio y se llevó a 47,1 veces promedio al finalizar el 2021, lo que constituye una mejora del 49%.
Tras veinte años en el sector eléctrico puedo afirmar que no conozco ningún mercado que hubiera obtenido resultados positivos de semejantes magnitudes. Hoy podemos demostrarles a los habitantes de Atlántico, Magdalena y La Guajira que la luz se le va la mitad de las veces desde que llegó Air-e.
Por otra parte, las quejas de los usuarios sobre apagones cada vez que llueve, o acerca de que nunca le contestan en nuestro call center, se han reducido a su mínima expresión. Todo esto nos llena de orgullo.
Adicional a las importantes mejoras en la calidad del servicio, con mayor frecuencia Air-e ha ido reduciendo la cantidad de delincuentes que cometen el delito de defraudación de energía, y cada vez son menos los morosos. Cambiar esos comportamientos antisociales, con el apoyo de todos los ciudadanos de bien, es el gran reto para el 2022.
Falta un largo camino por recorrer, pero en el corto tiempo que llevamos en la región nadie puede negar que hemos transformado el servicio de energía. Por todo esto, me atrevo a decir, tal como lo repiten constantemente en la calle, que “se nota el cambio”.
*Gerente General de Air-e