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Las llamadas coaliciones políticas en esta campaña han venido prosperando cada vez más, junto con la recolección de firmas, pero el interrogante es si se trata de una estrategia política, o por el contrario son una especie de ‘salvavidas’ para candidatos sin mayor apoyo electoral, pero eso sí con grandes pretensiones.
En nuestro caso colombiano, se trata de coaliciones entre líderes políticos con aspiraciones electorales, pero que por el momento son simplemente expectativas; algunos de esos líderes parecen sentirse ‘dueños’ de espacios del espectro político –algunos creen ser los dueños del centro político, otros de la izquierda y unos más de la derecha-. Pero hoy estamos es casi nadando en babas, en el sentido que lo único que existen son declaraciones gaseosas, más orientadas a buscar excluir a todos aquellos que consideran en entredicho, como si estos líderes fueran los competentes para decir a quienes aceptan en sus ‘territorios’ y a quienes excluyen.
Que diferencia entre las coaliciones que se están conformando en el caso alemán, para dirigir el Parlamento (el Bundestag), que lo presidirá una diputada socialdemócrata, Bärbel Bas, y cuatro vicepresidentas mujeres –una socialdemócrata, una conservadora, una verde y una izquierdista y un vicepresidente hombre del partido liberal-, o la que está a punto de conformarse para formar gobierno liderada por el futuro canciller socialdemócrata Olaf Scholz con los Verdes y Liberales. En el caso alemán se trata de coaliciones entre partidos políticos una vez realizadas las elecciones, es decir con realidades electorales mostradas.
El centro político en nuestro caso, abarca desde el centro-derecha hasta el centro-izquierda, ha sido considerado la franja donde se sitúan la mayoría de electores potenciales, sin embargo, varios de los dirigentes que se consideran ‘propietarios’ de esa franja del espectro político parecen estar contribuyendo a ahuyentar a esos potenciales votantes, no sólo porque su actitud excluyente a lo único que lleva es a marginar a partidos, movimientos y líderes políticos con trayectorias relevantes y experiencias de gobierno en lo local, lo regional y lo nacional, sino porque no proponen nada sustantivo sobre los problemas importantes del país y cómo actuarían si llegaran a ser gobierno: ¿cómo será la política exterior? ¿Ideologizada como la del actual gobierno o con otros énfasis en la misma y reconociendo la realidad del mundo multipolar?, ¿Cómo van a estimular una reactivación continuada de la economía y cómo se va a priorizar la generación de empleo, especialmente para jóvenes y mujeres?, ¿Qué tipo de políticas adelantar frente a la educación pública y en la búsqueda de un acceso universal a la misma por las y los jóvenes?, ¿Cuál será la posición frente a la nueva política contra las drogas esbozado por los Estados Unidos? ¿Cuál la política en relación con la Fuerza Pública, es decir la política de seguridad pública y ciudadana y defensa nacional? En síntesis, formular propuestas serias sobre cómo incidir positivamente sobre los principales problemas que aquejan a los colombianos del común –empleo, salud, educación, seguridad, por sólo mencionar los más relevantes-.
Está por verse en las elecciones de marzo para Congreso y en las consultas sobre candidatos presidenciales y luego de mayo en primera vuelta presidencial, realmente cuál es el peso específico de estas coaliciones en términos electorales y evidenciar que las mismas son verdaderas estrategias electorales para movilizar votantes y no solamente unas mamparas tras las cuales se escondan aspirantes a candidatos pero sin apoyos electorales ciertos y que puedan avanzar hacia la formación o consolidación de partidos políticos, que son fundamentales para organizar bancadas en el Congreso de la República, para el trámite y debate de la agenda legislativa del gobierno y otras iniciativas.
*Profesor universitario