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Unos 2.500 juerguistas franceses y del extranjero se reunieron en el noroeste de Francia para celebrar clandestinamente la Nochevieja, en una enorme fiesta que la policía no pudo evitar, a pesar de que el país se encuentra bajo la amenaza de un nuevo brote de covid-19.
El ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, convocó el viernes por la noche en París una reunión específica sobre este incidente, con el objetivo de «restablecer una situación normal», aseguró en Twitter.
Hacia las 20H30 GMT (19H30 GMT) del viernes, la música tecno seguía a toda pastilla en los hangares de la localidad de Lieuron, al sur de la ciudad de Rennes (oeste), en la región de Bretaña.
Muchos de los participantes seguían en la fiesta, a menudo sin mascarilla, confirmó un periodista de AFP.
Un dispositivo de gendarmes estaba presente el viernes por la tarde en una de las rotondas cercanas a los hangares e impedía el acceso a nuevos fiesteros, comprobó un fotógrafo de la AFP.
«Los controles de los gendarmes cerca del lugar continúan. Multas sistemáticas para todas las personas que abandonen el lugar, ya se pusieron más de 200 multas», indicó la gendarmería en su cuenta de Twitter.
Teniendo en cuenta que Francia había decretado una «Nochevieja del 31» bajo toque de queda, los gendarmes intentaron el jueves por la noche «impedir esta instalación». Sin embargo, «enfrentaron la violenta hostilidad de muchos fiesteros», explicó la prefectura del departamento de Ille-et-Vilaine en un comunicado de prensa.