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Si bien la llegada de la pandemia generó un fuerte golpe en la economía global, también propició cambios en los hábitos de consumo y transformaciones tecnológicas que seguramente perdurarán. En la primera parte del año, para atenuar la velocidad de propagación del covid-19, en la mayoría de los países se adoptaron medidas de aislamiento social que llevaron a que una parte significativa de la fuerza laboral se viera obligada a realizar el trabajo de forma remota. A su vez, en la academia, estudiantes y profesores se vieron abocados a que sus interacciones se dieran en entornos digitales.
La aceleración de estos procesos, asociados a la denominada cuarta revolución industrial, se ha materializado de la mano del crecimiento de algunas macrotendencias, como lo son la computación de nube, el Big Data, el Machine Learning, la ciberseguridad y el Blockchain. Al respecto, la primera de estas se ha venido consolidando como una herramienta fundamental dada su capacidad para almacenar, acceder y procesar grandes volúmenes de bases de datos en tiempo real y a distancia.
Entretanto, el manejo del Big Data y el Machine Learning ha sido esencial para que algunas empresas, particularmente las relacionadas con domicilios y transporte de mercancías, hayan experimentado un auge en tiempos de pandemia. Asimismo, estas herramientas han permitido que se pueda realizar un seguimiento en tiempo real de la dinámica económica, así como de los brotes de enfermedades infecciosas, facilitando la toma de decisiones.
No obstante, el uso extendido de canales digitales para realizar operaciones comerciales y financieras también ha supuesto enormes desafíos dado el incierto panorama generado por el covid-19 y la sofisticación de los fraudes electrónicos.
Por ello, muchas empresas y autoridades han comprendido que resulta imperativo crear estrategias para fortalecer la ciberseguridad y utilizar herramientas como el Blockchain. La implementación de este último en el sector salud permitiría, por ejemplo, reforzar el aseguramiento de las cadenas de suministro de productos médicos.
Estas macrotendencias han empezado a tomar fuerza en Colombia, todo ello de la mano de los enormes beneficios que para la población, particularmente de los segmentos más vulnerables, genera la digitalización de la economía. En particular, debe destacarse que, gracias a los avances hechos por el sector financiero en materia de ecosistemas digitales, muchos de los subsidios otorgados por el Gobierno en el periodo de pandemia pudieron distribuirse de manera oportuna, incluso en zonas rurales y rurales dispersas.
Todo ello hace previsible que, en el escenario poscovid-19, muchos de los cambios que observamos durante el periodo de pandemia, lejos de ser transitorios, permanezcan y se profundicen. La nueva realidad obligará a que las organizaciones que han venido transformándose lo continúen haciendo, mientras que aquellas que por diferentes razones se han quedado rezagadas en innovar en sus modelos de negocios, deban adaptarse con celeridad con el fin de incrementar su productividad.
Esta nueva realidad supone, desde luego, grandes desafíos para el país, teniendo en cuenta los rezagos que exhibe nuestra fuerza laboral en educación de ciencia y tecnología, así como las grandes brechas regionales que existen en lo relativo a conectividad y formalización.
En el periodo previo a la pandemia ya se discutían los efectos que tendría la adopción de las macrotendencias sobre los países emergentes y la mano de obra no calificada. Es así como, ante la nueva realidad, las acciones para aprovecharlas deberán ocupar el primer lugar de la agenda nacional.
*Presidente de la Asobancaria