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Por Óscar Javier Ferreira
La voz señorial, clara y profunda que durante muchos lustros enalteció el micrófono, hoy se silenció. Un hombre amable, sencillo, serio e incondicional, ese era Carlos Melo Salazar. Un excelente y servicial amigo. Lo conocí en Radio Juventud, emisora ubicada en la carrera 13 con 36, frente a Ecopetrol.
Esta emisora fue gran difusora de la música juvenil, y todos los cantantes teníamos en ella un gran canal de difusión. Su serenata galante permitía que alguien del público tuviera la oportunidad de que diéramos una serenata, cantando en vivo y en directo desde sus hogares.
Y se trasladaban los equipos, conectando con el máster telefónicamente para transmitir el programa que dirigía Carlos Melo Salazar quien también fue locutor en Emisoras Monserrate, ayudándonos a los baladistas.
También inició su programa «Estampas Vallenatas» donde promocionaba a los nacientes artistas de la música de la sabana grande, la Guajira y el valle de Upar, que llevaría luego a Sutatenza y la Radio Nacional, donde no tenía inconveniente en anunciar a Richard Wagner y, una hora después a Bovea y sus Vallenatos, con Alberto Fernández cantando «La Casa en el Aire».
Hizo también historia en Radio Sutatenza, donde su voz magistral se destacaba. Las grandes cadenas lo vieron desfilar, destacándose su paso por la Radio Nacional y la HJCK, de Álvaro Castaño Castillo, donde presentaba la música clásica del mundo.
El vallenato, le debe mucho a Carlos Melo Salazar, pues fue el gran pionero en la difusión de la música los grandes juglares como Juancho Polo Valencia, Alejo Durán, Los Hermanos Zuleta, Jorge Oñate y Diomedes Díaz, a quienes Carlitos Melo entrevistaba y promocionaba en su programa vallenato.
Él abrió la compuerta, por eso es justo reconocer su gran trabajo en pro de la música vallenata. A Escalona lo entrevistaba con frecuencia desde su apartamento en Chapinero. Carlos Melo nació en una cuna muy humilde, a la orilla del mar, en la bella Santa Marta.
Su padre trabajaba con la United Fruit Company en la zona bananera del Magdalena. Estudió en el legendario Liceo Celedón, donde comenzó a escuchar en guitarra los cantos vallenato.
Descubrió su don un día, cuando la secretaria del colegio dejó cerca de Carlos el parlante para la formación en la izada de bandera, y Carlitos comenzó a invitar a sus compañeros a formar. «Usted tiene la voz de locutor!” le dijo ella. “Eso se me encendió en el alma, en el pensamiento», diría Carlos, y allí decidió dedicar su vida a la locución.
A pesar de padecer problemas asmáticos, viajó a Bogotá, con la intención de estudiar Derecho en la Universidad Libre, pero el dinero no le alcanzó. Entonces se entrenó para presentarse al Ministerio de Comunicaciones donde «Chavita», la encargada de tramitar las licencias de locutor; presentó el examen, y pasó.
Su primer trabajo fue en Radio Mundial, de donde pasó a Radio Juventud donde, contra viento y marea arrancó su «Concierto Vallenato». En entrevista realizada para Lapislázuli Periódico, Carlos Melo decía: «El Vallenato es una música sencilla, con mensajes claros que nació en el valle del río Cesar, y en cierta manera nos representa a nosotros los costeños”.
El Vallenato se interpreta con tres instrumentos, acordeón, caja y guacharaca, en cuatro ritmos: el paseo, el merengue, el son y la puya. Ahora, como la gente tomó posiciones menos críticas, aceptan como Vallenato todo lo que se toca con acordeón, pero insiste, eso no es así, porque tienen sus diferencias grandes…y tiene sus instituciones respetables, como la parranda, reunión de amigos para escuchar la música con mucha devoción, donde se respeta al artista; la gente no habla ni baila, cuando el grupo vallenato está haciendo su presentación».
Tenía muy claro el concepto de la música que lo conmovía. Fue el pionero en la divulgación del Vallenato en Bogotá “Eso nadie me lo quita … “De pronto me da como vaina decir que yo llegué a ser como figura en este comienzo de la divulgación del Vallenato, porque es que no había más nadie”.
Hasta hace tres años, transmitió en directo por Radio Nacional, el festival de la leyenda vallenata. Desde el primer Festival hasta que sus fuerzas se lo permitieron. Cuando Escalona fue Presidente, y yo lo acompañé como miembro del Consejo Directivo, le entregamos una gran condecoración por su trabajo en pro de la música colombiana. Adiós gran maestro de la voz y noble amigo. Que tu voz resuene en el cielo con su eco, al son de la música de las esferas y del ritmo vallenato.