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Aunque las autoridades ambientales aún no confirman oficialmente que el fenómeno de ‘El Niño’ vaya a presentarse en el país, sí reconocen que el segundo semestre de este año habrá una reducción significativa de las lluvias, síntoma característico de ese fen meno metereológico.
La inminencia de esta temporada seca encendió ya las alarmas de autoridades energéticas y de sectores agrícolas que ven con preocupación los efectos que puede tener este fenómeno, cuando la pandemia del COVID-19 aún está lejos de superarse.
“En materia de lluvias, para lo que queda del 2020, se espera un déficit de precipitaciones hacia mitad de año. Es muy común que, desde mediados de junio hasta mediados de septiembre, prevalezca una temporada seca. Este año se esperan condiciones más secas de lo normal, en comparación con los años anteriores”, reportó oficialmente el Ideam.
Aunque se espera que entre la mitad de septiembre y la mitad de diciembre regrese la temporada de lluvias, desde ya se recomienda tomar precauciones para lo que viene.
“Hay que estar muy pendientes ya que, debido al déficit de lluvias de mitad de año, podríamos tener incendios de la cobertura vegetal pues la escasez de lluvias favorece la ocurrencia de esta clase de eventos. El Ideam recomienda hacer un buen uso del recurso hídrico durante las próximas semanas y meses, además de estar atentos a los comunicados que emita tal autoridad. También se pide acatar las normas que nos indiquen las autoridades locales y municipales de emergencia”, añadió el reporte de la entidad.
Lo más preocupante es que la primera temporada seca del año ha sido más intensa de lo normal y eso ha puesto desde ya presión sobre los embalses. Actualmente, se calcula que las reservas hídricas del país están alrededor del 33 por ciento, uno de los niveles más bajos desde los años noventa.
Por regiones, los niveles más bajos están en la zona oriental, que registra reservas alrededor de un 28% y Antioquia, que está sobre el 33 por ciento.
Si bien la cuarentena que se impuso desde marzo para enfrentar los efectos del COVID-19 bajó la presión sobre el sistema de generación eléctrica en el país, hoy en día las térmicas están respaldando en un 35% la atención de la demanda total de energía, lo que ha encarecido el costo del servicio.