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Esta emergencia que se ha producido en el mundo entero por la abrupta presencia del Coronavirus, nos ha cogido a todos fuera de base; y tal vez esta sea la razón por la cual la incertidumbre sobre qué hacer en los momentos de crisis, es la que ha aprovechado el virus para expandirse sobre todo el planeta, ante el asombro de la humanidad entera que se siente invadida por un enemigo invisible.
No actuar de forma oportuna, con rigurosas medidas al respecto, es lo que ha hecho que el contagio encuentre los medios favorables para introducirse en todos los escenarios posibles. No es sino hacer un seguimiento diario al mapa de cobertura de la pandemia, para sorprenderse y conmoverse en cada momento de consulta, sobre la forma en que la invasión toma fuerza y llega a todos los rincones posibles.
Pero en medio de este escenario macabro y doloroso, una lección, entre muchas, tenemos que asimilar, y es que la actividad de las personas es necesario replantearlas, pues es posible hacer muchas cosas desde el hogar, sin necesidad de que sea indispensable estar invadiendo las calles de las ciudades para tener que actuar.
Las nuevas tecnologías disponibles permiten aprovechar infinidad de recursos, para que las personas no tengan que salir de la casa y puedan desarrollar desde allí toda clase de actividades.
¿Para qué ir a un banco por ejemplo, si desde una aplicación se puede hacer cualquier movimiento? ¿Para qué hacer ir a los estudiantes todo el tiempo a los establecimientos educativos, si la virtualidad los puede colocar en contacto con las cátedras, bibliotecas y toda clase de ejercicios virtuales? Por qué todo el mundo tiene que ir a una oficina a laborar, con marcada de tarjeta y todo, si el teletrabajo es una realidad y se puede hacer desde el hogar con flexibilidad de horario? ¿Por qué salir a comprar toda clase de artículos, si las tiendas virtuales son una realidad? ¿Por qué atiborrar las iglesias y sitios de culto, si es posible desarrollar mecanismos de oración desde la casa y dirigidos por medios virtuales? Hasta la limosna se podría pagar a través de una aplicación.
Y esta es apenas una pequeña lista de actividades, a las cuales se puede agregar un espectro infinito de posibilidades, si es posible crear los espacios que permitan hacerlo, pues las tecnologías
están disponibles y lo que hay que aprender es a utilizarlas.
Tanta gente al mismo tiempo en la calle, es lo que genera los contagios y lo que está acabando con la calidad de vida de las personas. Aprendamos entonces de los momentos de crisis y generemos espacios nuevos que nos permitan avanzar con mas tranquilidad y sosiego.
*Abogado y miembro de la Academia Colombiana de Historia y de la Real Academia Española de la Historia.