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POR
CARLOS
PAYARES GONZÁLEZ
La declaración de pandemia de la enfermedad del COVID19 por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene dos aspectos explícitos: El primero se refiere a los alarmantes niveles de propagación del COVID19 entre la población y, el segundo, los alarmantes niveles de inacción de las autoridades, especialmente las sanitarias, en algunas ciudades, regiones o países. Lo que quiere decir la OMS es que llegó la hora de tomar medidas drásticas para evitar o contener la enfermedad.
Se trata entonces de pasar de la preparación (si es que la hubo) a la acción de control de la enfermedad; activar los mecanismos de monitoreo, de diagnóstico y de atención hospitalaria; y detectar, aislar, tratar y rastrear los casos que resulten positivos de COVID19. De esta manera se controlaría que algunos pocos casos se conviertan en un grupo significativo de enfermos (incidencia) generando una calamidad sanitaria en toda una población con un cúmulo de efectos colaterales en la economía, la seguridad y la movilidad todos ellos indeseables.
No debemos olvidar que muchas de estas tareas nos corresponden a todos para poder disminuir la potencialidad de los factores de riesgo que aumentarían significativamente tanto la incidencia como la prevalencia de la enfermedad. Cada ciudad, región o país, según la OMS, debe aplicar las medidas que más se correspondan con su situación y contexto.
Es bien sabido que el COVID19 se transmite en distancias cortas por las gotas de salivas producidas al toser o estornudar del enfermo o por un contacto directo con objetos u utensilios que pueden estar contaminados. Es una enfermedad infecciosa como una de las tantas conocidas que, desde el campo de la salud, responde a condiciones o procesos naturales o por manipulación técnica o genética por parte del hombre. Es una enfermedad transmisible con síntomas muy parecidos a una gripa. Según las condiciones de vulnerabilidad del paciente puede tornarse en una enfermedad con una tasa de mortalidad entre el 2-4%, como en efecto ha ocurrido en China (al mes de diagnosticada la enfermedad había 213 muertes y 2800 infectados) y en otros países en donde ha alcanzado niveles de epidemia como son los casos de Irán, Corea del Sur, Alemania, Italia, España, Suiza, Francia, Estados Unidos, Canadá y Japón. Nadie podrá decir, por lo tanto, con exactitud como seguirá creciendo en el futuro próximo.
Sin embargo, el COVID19 parece ser el menos agresivo de los corona virus: el MERS COV tiene una tasa de mortalidad de 35%; y el SARS COV 10-17%. Por solo comparar, un virus como el ÉBOLA tiene una tasa de mortalidad del 60-90%. En el caso del COVID19 las víctimas han sido más personas longevas o que padecen enfermedades crónicas o de inmunodeficiencia.
La Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), UNICEF y la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicaron unas directrices para ayudar a proteger a los niños y niñas en las escuelas contra la transmisión del COVID-19. Esto significa que nuestras escuelas y universidades deben contar en estos momentos con planes sólidos para garantizar la continuidad del aprendizaje, entre estos, la posibilidad de poner en marcha metodologías de enseñanza-aprendizaje a distancia que no contemplen las clases presenciales, como, por ejemplo, estrategias de educación virtuales con el contenido académico que ha sido dispuesto en los PEI. Estos planes deberían incluir también medidas necesarias para el caso de una reapertura eventual de las escuelas bajo condiciones de plena seguridad. Es posible que esta emergencia sanitaria obligue a los docentes a utilizar de manera plena los artefactos portátiles que son de uso común en nuestro tiempo, tales como computadores, tabletas o celulares como medios efectivos para la enseñanza y la formación académica de los estudiantes.
En caso que las escuelas y universidades permanezcan abiertas se les debe garantizar a los profesores, estudiantes y padres de familia una información básica que les garantice su protección. Se debe proporcionar a los estudiantes la información sobre cómo protegerse; promover las mejores prácticas de lavado de manos y de higiene; proporcionar puntos adecuados y materiales para la higiene respiratoria y de las manos; limpiar y desinfectar algunas áreas de los edificios, especialmente, aquellas de suministro de agua y saneamiento; y aumentar el flujo de aire con una adecuada ventilación. La esfera educativa puede alentar a los estudiantes a convertirse en promotores de la prevención y del control de varios tipos de enfermedades en el hogar, en la escuela y en la comunidad. Mantener un funcionamiento seguro de las escuelas requiere tomar las medidas de Salud Pública que sean necesarias por drásticas que estas sean consideradas.
El Gobierno de Colombia ha tomado un paquete de medidas para la contención de la pandemia del COVID19 en el territorio nacional. El Presidente Duque haciendo uso de la declaratoria de emergencia sanitaria, bajo las directrices de la Organización Mundial de Salud (OMS), adoptó la cancelación de todos los eventos públicos de más de 500 personas (las autoridades locales o territoriales de salud deben emitir los respectivos actos administrativos de esta prohibición); la suspensión del tránsito y desembarco de cruceros en los puertos colombianos y el aislamiento preventivo de ciudadanos extranjeros en hoteles, centros para adultos mayores y por parte de grupos étnicos de acuerdo con su cosmovisión. De otra parte, también se determinó la suspensión temporal por 10 días de las visitas a los sitios de reclusión, y la suspensión de las repatriaciones de privados de la libertad que venían a cumplir sus penas en el país. (Bogotá 12 de marzo de 2020). No obstante, las medidas parecen insuficientes si se trata de verdad la contención de la enfermedad COVID19. No parece lógico que no se permitan eventos de más de 500 personas pero en cambio funcionen instituciones o espectáculos u hoteles que superan la cifra señalada por el mandatario como son las escuelas, universidades, escenarios deportivos y algunas zonas de concentración turística.
En las próximas horas, según el mandatario de Colombia, se expedirán directrices para los funcionarios públicos en relación con normas puntuales y flexibles de trabajo virtual. Así mismo, se invitará a las empresas a que adopten protocolos sanitarios, conforme a los lineamientos de la OMS. En los Centros Vida, donde hay adultos mayores se debe adoptar el aislamiento preventivo como una medida de protección y seguridad a esta población que es considerada vulnerable ante los efectos letales del COVID19.
Como vemos las medidas que deben tomar las autoridades nacionales, departamentales y locales deben haberse preparado y socializado para evitar la propagación del COVID19 y choques con algunas comunidades. En este caso no puede haber pausa y desgano dado las costosas implicaciones que tiene el aumento de la incidencia del COVID19, especialmente, en algunas ciudades capitales en Colombia. Se deben tomar medidas de prevención como la desinfección de los vehículos de transporte público y sus respectivos paraderos en un periodo de cada 24 horas.
El Sistema de Salud debe estar desde hace rato preparado para evitar o disminuir el impacto de la pandemia. En este caso todas las dependencias públicas o de despacho, en el nivel nacional o departamental o local, tienen muchas tareas específicas por delante para la promoción de la salud, la prevención-detención de la pandemia y, finalmente, la identificación, aislamiento y tratamiento de aquellas personas que por diferentes circunstancias no controladas seles ha diagnosticado la enfermedad. Aunque la existencia y comportamiento del virus sea algo natural, es decir, todas las enfermedades en general son naturales y, por lo tanto, legítimas desde una óptica médica o sanitaria, las acciones de promoción, de prevención, de control y de desenlace de la enfermedad dependen en buena medida de la mirada y actuación de las autoridades o instituciones del Estado.